LAS REVISTAS DE MODA, ANTE EL COVID-19
ESTILO, Abril 2020Vanity Fair Italia
Vogue Portugal
El diario “The New York Times”, referente de la actualidad mundial, publicaba el pasado 9 de abril un artículo en el que ponía una interesante cuestión sobre la mesa: en plena crisis por la pandemia del coronavirus, ¿siguen teniendo sentido unas publicaciones que venden sueños, lujo y fantasía? ¿Cómo están reaccionando las revistas de moda a este escalofriante baño de realidad? La respuesta ha sido múltiple y variada.
La edición italiana de Vanity Fair, por ejemplo, ha elaborado una trilogía dedicada a la emergencia del Covid-19: en un primer número enviaron un mensaje desde Milán a Italia y al mundo; en el segundo, celebraron a los "héroes" involucrados en la primera línea de esta lucha global, especialmente a los sanitarios; el último ejemplar –en los quioscos desde el 8 de abril– es un manifiesto de apoyo de las empresas italianas, en el que se entrevista a pensadores y expertos en economía sobre lo que se necesitaría para superar la crisis causada por el virus y sobre los mercados del mañana.
Otras publicaciones no se han quedado atrás. Los trabajadores del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido han sido los protagonistas de cuatro portadas de la edición especial de la revista Grazia. El número de abril de Russian Glamour muestra a una estrella del pop con una máscara respiratoria blanca. Una de las portadas más icónicas y que más ha dado que hablar en estos días ha sido la de Vogue Portugal: una imagen en blanco y negro de gran fuerza comunicativa, en la que una pareja de modelos aparece besándose, aunque los dos llevan puestas mascarillas que les cubren la boca. Junto a la foto, una frase: “Freedon on Hold” (libertad a la espera).
El artículo del periódico neoyorquino, firmado por las reporteras Elizabeth Paton y Jessica Testa, explica que las revistas de moda venden a los lectores fantasías de lujo, sueños de consumo, intercalando imágenes de supermodelos y estrellas con anuncios de relojes de 50.000 dólares. Sin duda, la pandemia del coronavirus tendrá importantes consecuencias sobre la economía global, y esta situación es una oportunidad para que las principales cabeceras de papel couché se replanteen su producción y su propósito.
Mascarillas con bandera de Italia
Grazia del Reino Unido
Glamour Rusia
LAS REVISTAS DE MODA, ANTE EL COVID-19
Según las autoras, el cambio viene inducido no ya porque 2020 haya sido un año complicado para la industria del lujo, por las caídas en las ventas o en la publicidad, o por el hecho de que los trabajadores del sector no puedan salir de sus casas para ir a trabajar. El problema viene de lejos: “Es que las revistas ya eran un negocio complicado. Es que muchas personas han estado replanteándose su relación moral con el consumo. Es que el resentimiento e incluso la ira han aumentado hacia las celebridades y otras élites, un grupo mimado de figuras culturales que llenan las páginas de publicaciones de moda contemporánea. Y ahora hay una pandemia que abordar”.
Ahora, en medio de la crisis sanitaria, sin muchas posibilidades para elaborar reportajes fotográficos de las nuevas tendencias y sin grandes eventos ni alfombras rojas a la vista para los próximos meses, los editores tienen delante un bonito y difícil desafío sobre qué contenidos ofrecer. Se juegan mucho en la empatía con que sepan reaccionar al sentir de la sociedad. Es cierto que en una revista de moda se busca glamour, una cierta fuga de la realidad, ocasiones de soñar, pero sin caer en un escapismo hiriente o insensible. Como afirma Laura Brown, editora de InStyle: “Los lectores no están diciendo que quieren ver mujeres corrientes que son celebradas por hacer cosas extraordinarias. Tenemos que demostrar que los estamos escuchando”.
La hora de la creatividad
Tom Ford y Anna Wintour
Desde un punto de vista creativo, los editores se están aprovechando del caos. Es una excusa para probar cosas nuevas; para sacudir imágenes familiares y formatos obsoletos; para introducir más originalidad en un momento en que la línea entre el contenido editorial y la publicidad es más borrosa que nunca, asegura The New York Times.
Lo cierto es que en estos días de cuarentena, de quedarse en casa, algunos tienen más tiempo a su disposición, y el consumo de revistas ha vuelto a estar en alza. En este sentido, ha sido muy de agradecer que, con ocasión de la pandemia, Condé Nast, editora de títulos como Vogue, Vanity Fair o GQ, haya ofrecido acceso digital gratuito a sus contenidos para los lectores de Francia, Gran Bretaña, Italia y España.
La poderosa Anna Wintour, editora de Vogue América y Directora Creativa de Condé Nast, ha reunido a la industria de la moda detrás de iniciativas como la creación del Fondo de Moda CFDA/Vogue para Covid-19, que proporcionará apoyo financiero a diseñadores y fabricantes afectados por la pandemia. En palabras de Wintour, “este es un momento extraordinariamente desafiante para muchos”. La moda ha mostrado su rostro solidario.
El director de operaciones globales de Condé Nast, Wolfgang Blau, no está de acuerdo en acusar a las revistas de ceguera o frivolidad: “No creo que gran parte de nuestra producción creativa en torno a la moda sea puro escapismo. Al igual que la música o el arte, la moda que reconoce su contexto externo también puede producir un sentido de conexión y pertenencia, algo que se vuelve cada vez más importante a medida que las personas comienzan a pensar en la identidad mientras están encerradas en sus hogares”.
Sólo el paso del tiempo nos dirá si las grandes cabeceras de moda han sabido interpretar y adaptarse al sentir social en medio de una época de incertidumbre y desafíos.