EL ESTILO DE... LADY DI
ESTILO, Marzo 2021Estilo deportivo-chic
Vestido azul de Azagury
La princesa de Gales vuelve a estar en primera línea de la actualidad por dos motivos (más allá de la polémica en que se ha visto envuelta la casa real británica a causa del “Megxit”): la cuarta temporada de "The Crown" -la afamada serie de Netflix- y las tendencias de moda que rescatan el estilo de los años 90.
Tras su estreno el pasado mes de noviembre, la cuarta temporada de la serie aborda la relación de Diana Spencer con el príncipe Carlos desde que se conocen hasta que el matrimonio entra en crisis. En los primeros capítulos vemos a una jovencísima Diana, con un aire muy ochentero y casi infantil. A partir de su boda con el heredero al trono de Inglaterra, el armario de la princesa se torna en una colección incontable de elegantes conjuntos, acorde con los múltiples eventos que debe atender como consorte. Todavía no es la Lady Di de después de su separación, la que se liberó de clichés y protocolos, y mostró su lado más atrevido, pero sus elecciones a la hora de vestir eran ya el anuncio de un estilo que marcó toda una época.
La vuelta de los vaqueros altos de cintura y cortos de tiro –combinados con una camiseta por dentro de la cintura-, las bailarinas o mocasines bicolor, los blazers de doble abotonadura, el llamado athleisure –una oda a leggins cortos y las deportivas-, las camisas o vestidos babero… En los últimos años el mundo de la moda ha vuelto a mirar con nostalgia a los años noventa, y ha encontrado en Lady Di un icono de las tendencias que reinaron en esa década. Por eso, no es infrecuente que las revistas o las redes sociales estén llenas de fotografías de la princesa, luciendo los estilismos más variados, en una cena de gala o llevando a sus hijos al colegio.
En el noviazgo
En los primeros años
De rojo junto a la Reina
EL ESTILO DE... LADY DI
Pero, ¿cómo definir el estilo de Diana de Gales? Un primer adjetivo sería cambiante, ya que pueden verse varias fases en la evolución del estilo de la princesa, al hilo de su convulsa biografía. Tras su matrimonio, sus aires de niña dejaron paso a una aristócrata formal y correcta, pero con personalidad propia. Diana lucía diseños de célebres estilistas británicos, como David Sassoon. Su vestido de boda, de tafetán de seda marfil y encaje antiguo, mangas abullonadas, escote con volantes y una cola de casi ocho metros de largo, estaba firmado por David y Elizabeth Emanuel.
Para los actos formales, era habitual ver a Diana con trajes de chaqueta, monocolor o bicolor, con faldas rectas por encima de la rodilla, y perfectamente combinados con los accesorios. A medida que fue tomando confianza en su posición y rango, ganó también soltura en sus elecciones de estilo. Entre otras novedades, se atrevió a combinar rosa con rojo, y desafió las normas y la tradición del protocolo real, prescindiendo de los guantes en las recepciones, o no llevando sombreros en diversas ocasiones.
Look deportivo
De negro con John Travolta
Vestido de Catherine Walker
De rosa y rojo
El vestido de la venganza
Conjunto bordado blanco
En Cannes
El pomposo vestido de novia
Con vaqueros
Estos sutiles atrevimientos de Diana dieron paso a una gran audacia tras su separación de Carlos y su salida de la familia real británica. Así lo afirma el diseñador italiano Valentino Garavani: “Su estilo cambió... se liberó del protocolo, se deshizo del armario de princesa y se hizo uno nuevo con aquellas prendas que le quedaban bien a la nueva mujer en que se había convertido”. Particularmente icónico fue el vestido negro de Christina Stambolian –más conocido como “el vestido de la venganza”- que lució en una cena benéfica en 1994, la misma noche en que la televisión pública británica emitió un documental donde se recogía una entrevista con el príncipe Carlos en la que admitía haber sido infiel a su mujer con Camilla Parker Bowles. A partir de ese día y hasta su trágica muerte, un giro en su vestuario anunció que estábamos ante una nueva Lady Di.
Las claves que permiten entender el estilo de Diana de Gales son dos rasgos muy particulares de su personalidad: de un lado, una gran inocencia –expresada en unos bonitos ojos azules y una tímida sonrisa- combinada con una buena dosis de energía, fruto de su juventud y su amor por el baile y la interpretación, que hacían de ella una persona cercana y muy contemporánea. Una combinación arriesgada y fascinante, que dio lugar a un estilo que muchas tratan de imitar, pero que resulta tan inaccesible como el mito de la princesa de mirada triste y gran corazón.