LA MODA SE VUELCA CON NOTRE DAME
OPINIÓN, Mayo 2019Notre Dame, antes del incendio
El interior, destruido
Las imágenes tremendas de las llamas que envolvieron la catedral de Notre Dame, el gran icono de la cristiandad francesa y europea el lunes santo, siguen grabadas en millones de retinas. Pero el recuerdo de lo que pudo haber sido una tragedia aun de mayores dimensiones se ve envuelto por muestras palpables de fe y de solidaridad cuando han pasado solo unas semanas del trágico suceso. “Esta catedral la reconstruiremos entre todos”, dijo el presidente francés Macron la misma noche del incendio. Y su predicción se está cumpliendo
La moda, a pesar de su eterna aureola de frivolidad, ha sido la primera en mostrarse dispuesta a arrimar el hombro. Lo ha hecho a través de las dos familias más potentes del sector del lujo: los Pinault, dueños de Kering, y los Arnault, de LVMH, ambas con sus aportaciones millonarias a las que se han añadido otras donaciones económicas de empresas de todo tipo y también de personas anónimas, en algunos casos muy modestas, que van cayendo sin tregua a través de colectas coordinadas por Internet.
“Esta tragedia nos ha golpeado a todos los franceses y mucho más a los que estamos vinculados a unos valores espirituales”, ha declarado François Henry Pinault, presidente de Kering, la empresa que cuenta entre sus activos marcas de moda tan populares como Gucci, Saint Laurent y Balenciaga. “Frente a un drama así -ha añadido- todo el mundo desea volver a dar vida a esta joya de nuestro patrimonio”.
Además de su donativo, la familia Arnault, dueña de Louis Vuitton, Dior y Givenchy, entre otras grandes firmas, ha puesto a disposición de las autoridades francesas todo su equipo de creativos, arquitectos y financieros para ayudar en la reconstrucción de Notre Dame y en la recolección de fondos para estos trabajos.
Pinaud y su mujer Salma Hayek
La gente reza delante del incendio
Bernard Arnault
LA MODA SE VUELCA CON NOTRE DAME
A nadie, no solo a los franceses sino a todos los europeos, le es indiferente la suerte de esta catedral, el templo católico más visitado de Europa, con 850 años de historia, coronado por la aguja de una altura de 95 metros y 750 toneladas de peso que cayó bajo la furia de las llamas y que era como un pararrayos espiritual de París. Afortunadamente pudieron ser salvados gran parte de los objetos sagrados y las reliquias más valiosas que guarda la catedral en su interior, como la Corona de Espinas de Jesucristo, que depositó allí al regreso de una de las Cruzadas el Rey San Luis y una túnica que perteneció al santo Rey.
La historia de Francia tiene muchos vínculos con Notre Dame. Sus muros han sido testigos de grandes acontecimientos históricos, varios matrimonios regios como el de María Estuardo con el delfín Francisco de Francia, el de Napoleón III con Eugenia de Montijo, y vivieron actos como la beatificación de Juana de Arco y los solemnes Te Deum tras el final de las dos guerras mundiales…
Ahora las reuniones para coordinar los distintos grupos de trabajos que devolverán a la vida a Notre Dame están a todo ritmo. Se ha convocado un concurso nacional de arquitectos y la forma de llevar a cabo el futuro del templo es objeto de debates entre los que se inclinan por dotarlo de materiales y elementos modernos y los que prefieren que sea idéntico al original. Pero el debate de carácter moral, cívico y espiritual lo ha lanzado Monseñor Michel Aupetit, Arzobispo de París: “¿Qué quiere decirnos el Señor a través de esta prueba? Debemos asumir la tragedia con esperanza. Quizás se trate de un llamamiento a la conversión de nuestros corazones”.
Obras de arte y reliquias
Una señal para el optimismo son las fotos que hemos visto a través de los medios y de las redes sociales de gente arrodillada rezando frente a Notre Dame rosario en mano, mientras todavía ardían sus muros, con la vista fija en la iglesia envuelta en llamas, y muchas horas después, recordándonos que las catedrales, antes que ser parte de un patrimonio artístico y una potente llamada para el turismo, son lugares de oración, que para esto las construyeron sus autores hace siglos y no podemos desvirtuarlas alterando su fin primario y genuino con veleidades laicistas. Notre Dame es ante todo un santuario religioso.
Todo hace suponer que la reconstrucción se hará en el menor tiempo posible pero… con todo el tiempo necesario. Las últimas impresiones son buenas. El Ministro de Cultura ha declarado que el riesgo de derrumbe que corría los primeros días puede darse por descartado, los puntos sensibles del edificio están estabilizados y las donaciones superan ya los mil millones de euros.
Los que por nuestros trabajos en la prensa hemos viajado con frecuencia a París para trasmitir los prodigios de su moda y su estilo insuperable, quizás veamos a partir de ahora a la capital francesa superdimensionada por nuevas facetas, y recordando el valor de los rezos en plena calle para pedir por su maravillosa Notre Dame, nos alegre saber que detrás de unas firmas de moda de prestigio late también la espontanea solidaridad de una nación que no ha olvidado sus raíces.