LA MODA DE NO SEGUIR LA MODA
OPINIÓN, Mayo 2014Larry David
Jerry Seinfeld
No es un irónico juego de palabras… Es una nueva tendencia de vestir – diríamos “de cubrir el cuerpo” dadas sus características- que tiene su nombre, sus iconos y los lugares donde poder encontrar las prendas de esta moda que es, en efecto, una “no moda”.
En inglés – inglés norteamericano puesto que es en Estados Unidos donde se halla la mayoría de sus seguidores e intérpretes del fenómeno- se le llama normcore y en una españolización más bien pedestre la denominaríamos como tendencia normocore; atención a ambas palabras que comienzan y se inspiran en el prefijo “norm” de “normalidad”. Dicho de otro modo: estamos ante la moda de la “gente normal”, del “ordinary people” como bautizó Robert Redford una de sus mejores películas como director.Imaginemos, por tanto, zapatillas deportivas – de buenas marcas, eso sí- calcetines de rizo, prendas de forro polar, camisetas blancas de algodón sin ningún tipo de estampado… Y vaqueros. Pero no los vaqueros que cambian de forma, estructura y color según pasan las temporadas y la inspiración de los diseñadores. No: los vaqueros que los americanos llaman “los vaqueros de mamá”: amplios, destartalados y descoloridos, el mismo modelo de vaqueros que uno compró cuando se decidió a calzarse unos vaqueros…
Los iconos estéticos del estilo “normocore” serían los actores de una serie televisiva que triunfó en Norteamérica en los años noventa, llamados Jerry Seinfeld y Larry David – también guionistas de la serie- y, sobre todo, el recientemente fallecido Steve Jobs, el fundador de Apple, cuya apariencia eran bien característica: zapatillas deportivas, camisa negra sin especiales señas de identificación y esos vaqueros, los “vaqueros de mamá”.
Aparentemente es fácil encontrar las prendas para seguir este estilo que no tiene estilo: ponerse lo primero que a uno se le ocurra, por ejemplo; pero no es así de sencillo: las prendas fetiche del “normocore” son, exactamente, las que uno puede encontrar en las grandes superficies (que no grandes almacenes, ¡atención!) de precios bajos.
Los expertos que han detectado el fenómeno se afanan por explicar sus características y su motivación: “hablamos – dicen- del antilook, de mostrarse agotadoramente anodino, de exonerarse uno mismo de las tendencias para no ser como una oveja que sigue al rebaño”. “Si todo el mundo es especial – dice otro experto- ya nadie lo es.
Cuando la mayoría busca la originalidad, la única forma de diferenciarse – y, por ende, de ser cool- es… evitándola: ser como los demás para ser único”. ¿El mejor ejemplo?: “alguien rico y estiloso vistiéndose como si no fuera rico y estiloso”.
Y hay precedentes en el mundo de la moda: el look clochard de los años sesenta y el grunge de los noventa. Uno, en definitiva, no es “normocore” por ignorancia sino por decisión propia; así, el “normocore” sería un individuo que conoce en profundidad la moda y simula haber hecho una elección básica en materia de estilo: soy tan cool que puedo ponerme esta camiseta blanca sin nada y seguir siendo cool. En cierto modo de lo que estamos hablando es de una preferencia por la humildad frente a los cacareos y las estridencias.
Steve Jobs y Bill Gates
LA MODA DE NO SEGUIR LA MODA