¡PIENSA EN ROSA!
CULTURA, Diciembre 2018Vestido imperio. 1810
Vestido y casaca rococós. 1775-85
Hasta el 3 de marzo se podrá visitar de forma gratuita en el Museo del Traje de Madrid la exposición “La Vie en Rose”, un paseo histórico por el uso del controvertido color rosa en la indumentaria. Esta interesante muestra ha sido posible gracias al rico fondo del Museo del Traje, además de aportaciones del Museo Arqueológico Nacional, del Museo de Artes Decorativas, del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y del Museo Automovilístico y de la Moda de Málaga. Más de 100 prendas y objetos reflejan con ejemplos prácticos el itinerario de este color a través de los siglos.
Los comisarios de la exposición, Juan Gutiérrez, responsable de indumentaria contemporánea, y Lucina Llorente, especialista en tejidos del Museo del Traje, coinciden en afirmar que, aunque hoy día se tiende a considerar el rosa como un color “blando” y delicado, propio del mundo femenino y de la infancia, y también usado de forma peyorativa asociándolo a la homosexualidad, este injusto tratamiento ha sido muy reciente, ya que hasta hace tan sólo unas décadas era el color más vital, positivo, favorecedor y enérgico de la paleta cromática. Como tal ha sido usado durante siglos por hombres y mujeres indistintamente e, incluso, en el mundo eclesiástico como se puede comprobar en la actualidad en la indumentaria de obispos y cardenales o en casullas para fiestas litúrgicas concretas, como en el tercer domingo de Adviento, indicando el júbilo por la cercanía del Nacimiento de Cristo.
El rosa, en toda su gama cromática, que va del nácar y pastel al fucsia y a los vivos tonos frambuesa y púrpura, es la conjunción del rojo y el blanco, propio del color de la piel caucásica y asociado también a la buena salud. Aparece constantemente en el arte figurativo, escultura y pintura, y así lo vemos en una Sagrada Familia en que aparecen tanto la Virgen como San José con vestiduras de color rosa, como ejemplo de la “encarnación” de Cristo.
Para la obtención de este color a lo largo de los siglos se han usado tanto productos minerales, vegetales o animales. En la antigüedad se usaban tierras rojas, heces de vino y la tinta de moluscos. Más tarde, con el descubrimiento de América, se usó la costosa cochinilla mejicana, de la que se obtenía un rojo vivo y luminoso, que se podía diluir para obtener el rosa, pero que solo se podían permitir los ricos. Hasta mediados del siglo XIX no se inventan los tintes químicos, que abarata considerablemente el mundo de la tintorería y posibilita la creación de mayores gramas cromáticas y más duraderas en los tejidos.
Vestido de baile. Romanticismo
Mono Delphos, Fortuny
Túnica Balenciaga. 1955
¡PIENSA EN ROSA!
En cuanto a su consideración como color, en los pasados siglos era muy valorado por ser un tono asociado a la buena salud, vital, que siempre favorecía. Indistintamente usado por hombres y mujeres, en el siglo XVIII y a través del rococó francés, una gran sinfonía de tonos rosas alcanza gran esplendor en toda Europa tanto en esplendorosos vestidos a lo María Antonieta como en primorosos bordados de casacas masculinas.
Más tarde en el siglo XIX y con el auge del dandysmo, el color rosa es abandonado por el hombre, que comienza a vestir de oscuro dejando el color sólo para corbatas o chalecos, lo que ha perdurado hasta la actualidad. El tono rosa es entonces usado sólo por el mundo infantil y femenino en múltiples gamas, teniendo un gran éxito el “rosa rubor de doncella” en pleno Romanticismo. En el mundo goyesco del toro, sin embargo, el rosa fucsia es el color estrella del matador, y así se sigue usando para medias y capotes de toreros.
Hasta la I Guerra Mundial, las mujeres vestirán en la Belle Époque de rosa pastel. Y ya en los “felices años 20”, la gama de los rosas se amplía mucho iluminados por bordados de cristales. Después de la Revolución rusa, el rosa comienza a ser considerado un color “blando”, que se asocia a lo lúdico, al sentimiento y a lo ambiguo en lo sexual. Ya los nazis marcaban a los homosexuales con un triángulo rosa en los campos de concentración. Sin embargo, Elsa Schiaparelli llevaba a la moda el “shocking pink”, con el que comienza la historia del rosa como color provocador.
Vestido de fiesta. Hacia 1950
Traje pantalón de niño. 1851
Traje goyesco
Conjunto psicodélico. Años 60-70
Medias y zapatos neoclásicos
Complementos y belleza. Años 60
En el mundo infantil, hasta el siglo XIX los bebés vestían de blanco. Con las nuevas técnicas de tintorería, el rosa y el azul celeste empiezan a usarse indistintamente para ambos sexos. Pero a partir de mediados del siglo XX la feminización del rosa supuso su adscripción al universo de las niñas y del hogar, no sólo en el guardarropa sino también en juguetes y productos para ellas. Social y culturalmente, es una realidad que perdura aún en el siglo XXI.
En eso tuvo mucho que ver el cine americano y la década de los 50, que definitivamente marcaron el rosa como el color más adecuado para resaltar la feminidad. Audrey Hepburn en la película “Funny Face” y la escena musical Think pink!, o Marilyn Monroe en “Cómo casarse con un millonario” marcaron un hito con sus llamativos diseños en rosa. Dior, Balenciaga, Yves Saint Laurent y otros genios de la alta costura emplean luminosos tonos rosas en sus creaciones.
La cultura psicodélica y la introducción del plástico en la moda amplían muchísimo las posibilidades de este color, no sólo en lo textil sino también en los complementos y en los productos de belleza para la mujer. Ha nacido el rosa comercial, asociado a lo frívolo, al marketing y a la publicidad, que se prolongan en el provocador rosa chicle, fucsia, y los tonos flúor de los 80.
Además de prendas históricas de pasados siglos batas del XVIII, casacas rococós, vestidos-camisas neoclásicas y trajes de baile del Romanticismo, se pueden admirar las creaciones de diseñadores como Mariano Fortuny, Jean Dessés, Givenchy, Elio Berhnayer, Balenciaga, Manolo Blahnik, Loewe, Hanae Mori, Francis Montesinos, Martin Margiela, Antonio Alvarado, Jesús del Pozo, Agatha Ruiz de la Prada, Lorenzo Caprile o Emilio Pucci. Prendas que abarcan todo el siglo XX y que representan distintas décadas por las que la moda transcurrió paralela al momento cultural, social y político.
Fotos: Museo del Traje y Asmoda