EL SUNTUOSO VESTUARIO DE "LA BELLA Y LA BESTIA"

Las grandes producciones cinematográficas de cuentos clásicos como “Blancanieves”, “Alicia en el País de las Maravillas”, “El Mago de Oz” y, próximamente, “Maléfica”, parece que están de moda. Con mayor o menor acierto, en general son producciones muy visuales, con un gran derroche de tecnología digital y un vestuario espectacular. Se acaba de estrenar “La Bella y la Bestia”, adaptación del famoso cuento de hadas original, escrito por Gabrielle-Zusanne de Villeneuve en 1740, y popularizado por las versiones de Jean Cocteau y Walt Disney.

Dirigida por el francés Christophe Gans, es una romántica historia protagonizada por Lea Seydoux, como Bella, y Vincent Cassel en el papel de Bestia. La película se ha rodado íntegramente en un gran estudio, entre decorados completados por un brillante trabajo de postproducción digital. 

Transcurre paralelamente en dos épocas: la “vida real” está ubicada en el primer imperio francés, hacia 1810, y los dominios mágicos de la Bestia nos traslada a una época anterior, con una estética esplendorosa, entre gótica y manuelista -el estilo renacentista portugués-, con detalles barrocos y hasta mesopotámicos, lo que da un resultado ecléctico con unos efectos visuales muy buenos, sobre todo las enredaderas de rosales que lo invade todo.
 
El vestuario se ha cuidado mucho y se ha confeccionado con mucha imaginación, otorga mucha magia a la historia, especialmente los suntuosos vestidos que se encuentra cada día Bella al despertar. Ningún vestido se alquiló, todo se hizo en los estudios incluso los vestidos de la escena del baile. 

De todo esto se ha encargado Pierre Yves Gayraud, que ha creado diseños de alta costura, no sólo para la parte del vestuario de estilo imperio, sino también para los “de princesa”, de estilo Renacimiento pero lleno de elementos de otras épocas. El director le dio mucha libertad creativa y solo le pidió una cosa: que fuera elegante, espectacular, maravilloso, rico en textura y colores. 

Yves Gayraud trabajó directamente sobre maniquíes, sin pasar por la fase de dibujo. Compiló un lookbook, compuesto por un conjunto de imágenes y referencias estilísticas de las épocas históricas en 100 páginas, con los vestidos clasificados por colores, con estilos característicos del Primer Imperio francés y del Renacimiento. En el estilo Imperio resulta bastante moderno por su línea estilizada y sencilla enfrentada al estilo recargado de los diseños renacentistas.
 
Además de los trajes de ciudad y del campo, cuatro son los vestidos principales de la película, con tonos profundos y muy definidos según el momento de la historia. El primero es un espectacular vestido de color marfil isabelino, como de novia, realizado en brocado de seda con encaje dorado y bordados en el escote y fuelles en mangas y cintura muy detallistas. Las joyas y el tocado son motivos vegetales y florales. Al día siguiente Bella se encuentra un vestido verde de terciopelo con pequeños abullonados en las mangas jamón que debía fundirse con la rica vegetación cuando la protagonista explora los dominios de la Bestia. El tercero es un vestido de raso en azul profundo, con cuerpo de encaje, escote cuadrado y mangas abullonadas, con un pequeño polisón en la parte posterior y falda ligera. Sirve para la escena de baile. Este vestido brilla y tiene mucho movimiento, el personaje lo lleva en muchas escenas de acción, tanto en agua como sobre el hielo. Por último, un espectacular vestido en organza rojo, con adornos de coral y muy sofisticado, con unos pliegues tipo origami en la parte posterior de la falda, es más decimonónico que renacentista. 

Para las ropas de la Bestia, tanto el personaje del Príncipe como cuando se convierte en Bestia, se confeccionó un complicado jubón, calzones y capa de brocado, con detalles tomados de los atuendos de los samuráis. Es un estilo más propio del siglo XVII, como el traje del villano Perducas, interpretado Eduardo Noriega, que tiene prendas tomadas del siglo XIX y botas mosqueteras, más propias del siglo XVII.