LYDIA GARCÍA, COLECCIONISTA E INVESTIGADORA DE MODA
ENTREVISTA, Noviembre 2019Lydia García López-Trabado
Con uno de sus Balenciaga en el Thyssen
Nacida en Barcelona, Lydia García López-Trabado es historiadora, investigadora y coleccionista de moda española de lujo. Afincada en Madrid desde hace más de 12 años, su colección privada es, tras la de Antoni de Montpalau, la más importante de España con cerca de 900 piezas entre abrigos, vestidos, sombreros, bolsos y accesorios de moda. Su afición ya le viene desde la infancia porque su familia trabajaba en el mundo industrial del textil, tan importante en Cataluña. Lleva 24 años buscando y recopilando prendas que aúnen exclusividad, moda, arte, cultura e historia. Son piezas de Alta Costura y prêt-à-porter de lujo que abarcan desde los primeros años del siglo XX hasta nuestros días. Firmas como Asunción Bastida, Carmen Mir, Pertegaz, Balenciaga, Santa Eulalia, Pedro Rodríguez… y mucha Alta Costura española “anónima y maravillosa”, cuyos nombres no se han hecho famosos como los anteriores. Todo un compendio de historia de la moda española tangible.
Hablamos con Lydia en Madrid, con ocasión de la exposición “El cuerpo inventado”, que se exhibe hasta el 15 diciembre en el Centro Comercial Moda Shopping, Sala Azca, una exposición sobre la evolución de la silueta femenina. A esta muestra, la Colección López-Trabado ha contribuido con siete conjuntos de su impresionante colección.
-¿Cómo empezaste una colección de estas características? -En el 92, Barcelona era una ciudad llena de vida, con mucho dinero, iniciativa y puntera en los ambientes artísticos, y en ese contexto abrí una tienda-galería con joyería y textiles de autor, por la que pasaba mucha gente importante. Se puso de moda el diseño y la vanguardia en una ciudad tan palpitante entonces. Ahí empecé a interesarme por el coleccionismo textil. Luego me vine a Madrid para trabajar en una firma de moda e iba a menudo a París, que me proporcionó una gran visión internacional del mundo de las subastas y de las subastas de tejidos en concreto. Para mí esa experiencia fue un gran tesoro.
-¿Cuál fue tu primera pieza adquirida? -Fueron dos prendas de Josep Font, en el año 96, y ya con la idea de comenzar una colección. Estuve en su taller que es una masía. Estas prendas eran completamente diferentes a lo que se estaba haciendo en ese momento. Una de ellas era un vestido trasparente que no se llegó a producir, y la otra un abrigo. También de las primeras cosas que tuve fueron prendas provenientes de mi familia, muy buenas, que salvé de la hoguera, literalmente hablando, porque las cosas viejas se quemaban en las fiestas de San Juan.
Un Jesús Del Pozo en "El cuerpo inventado"
Con otro Balenciaga en Bayonne
Otro primer plano de Lydia
LYDIA GARCÍA, COLECCIONISTA E INVESTIGADORA DE MODA
-¿En qué te has especializado? -En alta costura y prêt-à-porter del siglo XX de moda española. Lo que diferencia mi colección de otras es que además de tener el fondo textil tengo el fondo documental, porque yo soy historiadora. Los documentos son más difíciles de encontrar porque el papel se pierde antes. Tengo también colecciones de revistas, catálogos, facturas… a los que no se daba importancia y acababa perdiéndose.
-¿Cuántas piezas tienes? -Entre textiles con conjuntos, vestidos de cóctel, gran gala, abrigos, sombreros, tocados, bolsos, etc. más de 800 y unos 4.000 documentos. ¡Y en crecimiento! Tengo mucho del periodo de oro de la alta costura en España, entre los años 40 y el 75.
-¿Y dónde custodias todo esto? -En dos almacenes, uno en Madrid y otro en Barcelona. En ambos locales, todo está en unas condiciones idóneas de luz y humedad, catalogado, vigilado, asegurado etc. Pero estoy pensado unificar todo un solo sitio. La humedad de Barcelona no va nada bien con los tejidos.
Vestido Jesús Del Pozo años 80
Lydia García López-Trabado
Exposición "El cuerpo inventado"
Mono con cuerpo de rejilla
En el Museo Thyssen
Vestido cóctel de Pertegaz
-¿Cómo se mantiene económicamente una colección de este estilo? -Muy complicado, estoy pensando en una fórmula que me ayude a mantenerla. Aunque la Colección López-Trabado no tiene ánimo de lucro, y se autofinancia por las exposiciones, etc, al menos que pueda crecer. Hay gastos fijos como en cualquier empresa: hay que comprar piezas, limpiar y conservar, gastos de almacenamiento, etc.
-¿Qué objetivo tiene esa colección?-La adquisición y difusión de moda española para su estudio, con exposiciones, masterclass, etc y otros ambiciosos proyectos que tengo “in mente”.
-¿Cómo adquieres cada pieza, compra directa, a través de subastas…? -Un poco de todo. A veces me contactan directamente desde casas particulares que tienen fondos textiles, casos de herencias, y también de subastas, tanto presenciales como online. Londres es un centro de subasta colosal.
-¿Qué es lo último que has adquirido? -Un sombrero Balenciaga, un Natalio (un modisto madrileño desde los años 40 al 70), y un vestido Loewe del primer prêt-à-porter de los 60.
-¿Cómo discernir lo que vale de lo que no? -El ojo clínico se educa. Cuanto más sabes, más aprecias, más disfrutas. Y el conocimiento te posiciona en autoridad.
-¿Te han dado alguna vez gato por liebre? -Lo han intentado. Pero por ignorancia de la gente que piensa que tiene algo bueno y luego no lo es tanto… Y agradecen que les haga una valoración veraz y objetiva.
-¿Tienes alguna prenda en tu colección a la que le tengas especial cariño? -Por peculiar y porque hay muy poco -4 ó 5 en todo el mundo-, tengo un cuerpo bordado en pedrería de Balenciaga que correspondía a un traje de gala (la falda se perdió) con etiqueta EISA B.E. , una marca que corresponde a su etapa entre 1933 y 1936. Esta pieza es muy rara por escasa. Balenciaga es lo máximo en moda, te abre muchas puertas, porque Balenciaga es “dios” en la moda, por encima de los más grandes, y no lo sabemos valorar en su justa medida. También hay otras prendas de los 70 que a mí me encantan.
-Tienes también prêt-à-porter… -Sí, porque en los 70 se deja de hacer la alta costura por el impuesto al lujo y todo el mundo se pasa al prêt-à-porter. Pedro Rodríguez acabó haciendo un prêt-à-porter muy elegante y muy bueno igual que Carmen Mir, Antonio Meneses, Andrés Andreu, Elio Berhanyer... Pero en esa época ya llegaron otros tejidos, otros colores y, sobre todo, los estampados, con el pop-art, el punto, los talleres de confección, etc. Una etapa muy interesante también por el surgimiento, en lugar de modistos, de los diseñadores. La etapa del diseñador sin embargo se generaliza en los 80. Pero ya en los 60 asistimos al fenómeno del grupo Moda del Sol y dura hasta los 90. En ese grupo se reúnen firmas de Valencia, Barcelona y Madrid para hacer un prêt-à-porter de calidad en torno a un diseñador, José Mª Fillol, que hacía las colecciones de todos agrupados en una sola etiqueta. Comenzaba el concepto de Moda Española y surgían nombres de la talla de Manuel Piña, Sybilla, etc.
-¿Tu modisto preferido quién es? ¿Y tu década? -Me gusta mucho la década de los 40. Y para mí, Marbel tiene una trayectoria increíble y que apenas se le conoce, que hizo también mucho vestuario para el cine español de la posguerra. Pedro Rodríguez por su maestría. La época de la posguerra fue muy rica en moda de alta calidad, la aristocracia y la alta burguesía vestía maravillosamente, dentro de unos cánones muy estrictos de los que no podían salir en cuanto a tonos y siluetas, sobre todo el negro, el color español por excelencia, aunque en Barcelona el estar junto al mar propiciaba un colorido más vivo como los azules, los rosas o los amarillos.
-¿Te has puesto alguna vez algún traje de tu colección? -En una ocasión me puse un abrigo de los años 20, estilo art decó, de una casa de costura gallega, con aire un poco Downton Abbey…
-¿En qué te has gastado más dinero? -En un cuerpo de pedrería de Balenciaga. Pero no puedo decir la cantidad, mucho dinero…
-En la muestra “El cuerpo inventado”, ¿qué expones? -Tengo 7 piezas y 4 en exposición. Un Jesús del Pozo del comienzo, que es un vestido-flor. Otro Jesús del Pozo que imita la línea tubular y plisado estilo Fortuny, un vestido de cóctel Pertegaz marrón muy burgués de los 70, y un mono anónimo de finales de los 60 de color blanco, muy futurista, y que la parte de arriba es de rejilla.
-¿Tienes alguna anécdota que quieras contar? -Muchas anécdotas. ¡Me ha pasado de todo! Cosas buenas, malas y regulares, este es un mundo muy peculiar. Pero prefiero no concretar. Sólo diré que, a veces, tengo que pedir papeles para asegurarme de que ciertas prendas particulares pueden ser vendidas.
Fotos: Mª Mercedes Alvarez y cortesía Colección López-Trabado