¿VUELVE EL “DECORO” A LA ALFOMBRA ROJA?

La 55 edición de los Premios Grammy, además de las 81 distinciones otorgadas en el terreno musical, ha puesto sobre el tapete una polémica con respecto al vestuario. La CBS no quería que la entrega de estos premios fuera una ocasión para el destape de las estrellas y tomó sus medidas lanzando un “dress codex” adecuado para la ocasión.

La cadena americana, unos días antes del evento, envió un correo electrónico a las asistentes en el que, después de remarcar que “la obscenidad en el vestuario es inaceptable para la emisión”, hacía unas recomendaciones para que se evitaran los escotes desorbitados, tanto por delante como por detrás, inoportunas transparencias, rajas hasta la cadera etc. Se refería concretamente a la necesidad de “evitar exponer carne desnuda”.

Este comunicado suscitó algunas polémicas. Para algunos era una especie de censura inadmisible pero fueron muchos los que descifraron el mensaje de la cadena que quería neutralizar la fama de mal gusto de la que disfrutan en general las vestimentas de los Grammy, y proporcionar con este codex una lección de estilo que evitase que la alfombra roja pudiera parecerse al escaparate de una carnicería.

¿Secundaron las asistentes el deseo de la CBS? De todo hubo, pero Jennifer López, famosa por sus exhibicionismos de dudoso gusto, ha figurado con el numero uno en la mayoría de las listas de las “peor vestidas” con un vestido negro asimétrico con aberturas hasta la cadera, una lista en la que también aparecen Katy Perry y Ashanti y algunas otras que se saltaron el codex a la torera. En cambio en las listas de las mejor vestidas figuraban Allison Williams, con un diseño de Kaufman Franco, Jennifer Youngblood , pareja de Dave Grobil, con un traje de geometrías en blanco y negro, Nicole Kidman con un modelo de encaje dorado con sobrefalda firmado por Vera Wang, y la cantante Adele con un vestido de Versace de encaje rojo con bordados florales en tonos rosas. A ninguna de ellas el codex podía ponerles la más mínima objeción