HOMENAJE A UNA PRENDA ÚNICA
CULTURA, Julio 2013
Oscar de la Renta

Prabal
El pasado 3 de julio se inauguró una exposición sobre el “Little Black Dress” en París, un gran homenaje a esta prenda tan versátil que ha salvado a millones de mujeres simplificándonos la vida hasta el infinito. Se puede y se debe realizar una visita a este emporio de la moda hasta el día 22 de septiembre en el Mona Bismarck American Center de París para el arte y la cultura.
Todo empezó con Gabrielle Chanel, más conocida como Coco. A ella le debemos el triunfo, los elogios y la elegancia que otorga tan maravilloso vestido. Sin embargo, tanto en la literatura como en el cine clásico hay referentes que apuntaban a esta prenda mucho antes que Chanel lo hiciera. Existen dos heroínas de novela que logran arrancarle la connotación de luto al vestido, para brindarle protagonismo en las fiestas: en primer lugar a finales del siglo XIX en “Anna Karenina” de Leo Tolstoy, la protagonista luce un vestido negro la noche en que conoce al coronel Vronsky, así mismo en la película basada en la obra Lo que el viento se llevó (1939) Escarlata O’ Hara, con gran descaro, acepta la invitación del capitán Butler para bailar aún estando de luto.
Sin embargo este vestido toma gran protagonismo a la hora del cóctel, aunque durante la Ley Seca tuviera que hacerse a escondidas. Todos recordamos la escena de Marilyn Monroe en Con faldas y a lo loco (1959) con aquel vestido ajustado y su ukelele cantando en el vagón del tren. Otro modelo de vértigo es el que Rita Hayworth luce en Gilda (1946). Este mismo modelo es el predecesor del polémico vestido de Angelina Jolie.
Cuando pensamos en Audrey Hepburn nos viene a la cabeza Givenchy, y es que el diseñador creó infinidad de modelos para la actriz, destacando en Sabrina (1954), y llegando al sobresaliente en Desayuno con diamantes (1961), creando uno de los vestidos más famosos de la historia del cine. Hubert de Givenchy marca un patrón simple pero elegante demostrando que sólo necesitamos una vuelta de perlas para estar fabulosas. En La Dolce Vita (1960) de Federico Fellini, toman gran protagonismo las curvas de Anita Ekberg enfundada en un vestido negro, marcando época.
Damos un salto a la década de los ochenta con una tímida princesa Diana provocando uno de los mayores escándalos en la familia Windsor, ya que según la tradición el negro es un color que se reserva para el luto. Más tarde en 1993, Demi Moore aparece en una Proposición Indecente con un vestido negro con un gran escote. Pero el vestido más provocativo de todos es el que luce Elizabeth Hurley en 1994 firmado por Versace.
Hemos aprendido que se lleva con perlas, tacones, un bolso que dé color a nuestro look y el largo idóneo es a la rodilla o un centímetro por arriba. Le petit robe noir, the Little black dress y sin ir más lejos el vestidito negro, aquella prenda a la que todas acudimos cuando no sabemos qué ponernos, porque seguro que nos va a quedar bien, es perfecto para cualquier ocasión.

Marc Jacobs

Vista Exposición

Audrey Hepburn
HOMENAJE A UNA PRENDA ÚNICA

Tisci