MANOLO BLAHNIK, LIBRO Y HOMENAJE

Manolo Blahnik, el zapatero mejor valorado del planeta, no para. Recientemente ha visitado España, primero para recibir un cálido homenaje como broche de oro del certamen de moda Barcelona 080, después para presentar su libro y también para darse un garbeo por el Museo del Prado de Madrid, algo que le apasiona y a lo que no renuncia fácilmente. 

Vestido con un traje malva, zapatos de ante del mismo color y una pajarita a cuadros, recibió de manos del Consejero de Empresa de la Generalitat una “Chimenea de Gaudí”, un trofeo como homenaje a su aportación al mundo de la moda en La Llotja del Mar. Presentó también su libro “Manolo Blahnik Fleeting Gestures and Obsessions” ante un auditorio formado por profesionales de la moda y alumnos de escuelas de diseño. 

El libro recoge láminas maravillosas sobre sus artísticos zapatos y también sus conversaciones con personas que le han dejado una huella imborrable, como Luchino Visconti, Pedro Almodóvar, Cecile Beaton y tantos otros. 

Durante la presentación, el diseñador canario ha reflexionado sobre su profesión y ha reivindicado el proceso artesanal de la producción de moda. “Desde hace 30 años -dijo- trabajo en los mismos talleres. Me gusta tocar los tejidos y que la producción se haga manualmente”. Le divierte que a sus zapatos les llamen “manolos”, una expresión que usó por primera vez Sarah Jessica Parker en “Sexo en Nueva York”. Se considera ante todo un dibujante de zapatos, un artesano y un poco arquitecto, algo indispensable para diseñar un buen tacón. 

A sus 73 años, Manolo Blahnik empalma un proyecto con otro. Hace un par de semanas abrió una nueva tienda en Londres y está ultimando un documental de ficción sobre su vida. Más adelante se enfrentará a un proyecto que le hace una enorme ilusión: una exposición de su trabajo en el Museo del Hermitage de San Petersburgo. Material no les va a faltar. Blahnik colecciona sus zapatos con toda clase de cuidados para su perfecta conservación y su número rebasa ya los 30.000 pares.