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LAS ESTRATEGIAS DEL "MADE IN SPAIN"

OPINIÓN, Marzo 2018
por Josefina Figueras | Nº 133
Roberto Verino y su "see now buy now"
Roberto Verino y su "see now buy now"
La artesanía en los bordados de Teresa Helbig
La artesanía en los bordados de Teresa Helbig

Una vez apagadas las luces de las pasarelas, las colecciones de la Fashion Week, el bullicio del Cibelespacio y las idas y venidas por otros locales emblemáticos en busca de las últimas tendencias, la moda española está ya en condiciones de desvelarnos cuáles serán sus estrategias para los próximos meses. Ha habido en los pasados días de locura tiempo también para el debate, y las Jornadas “UNDRESS by Desigual”, celebradas en el recinto de Ifema a través de interesantes Mesas Redondas, nos invitaron a valorar el pasado y el futuro de nuestra moda planteando unos claros interrogantes: donde estamos, de donde partimos y a donde queremos llegar.

En la Mesa Redonda en la que participé titulada “¿Se puede hablar de la identidad de la moda española?”, repasamos a grandísimos rasgos la trayectoria de la moda española a partir de los años 60 y constatamos que en estos inicios no tuvo una originalidad propia ante líneas y tendencias, pero sí tuvo algunas singularidades en su forma de evolucionar y promocionarse. No olvidemos que estábamos en plena vigencia del “Spain is different”…

La Alta Costura española, que contaba en esa década con nombres tan interesantes como Pedro Rodríguez, Manuel Pertegaz o Elio Berhanyer, no ha sido suficientemente reconocida y valorada por las nuevas generaciones, que prefieren empezar la casa por el tejado, pero sin embargo alcanzó en su momento grandes logros. Manolo Pertegaz recibió el Oscar al mejor modisto europeo, los compradores americanos se asomaban a nuestras colecciones, Elio Berhanyer, con su arquitectura peculiar, sus cortes aerodinámicos y sus contrastes bicolor geométricos y rotundos, conseguía un notable reconocimiento internacional. Son ejemplos de los múltiples que se podrían citar de un pasado con éxitos reales pero que no han calado entre muchos de los diseñadores más recientes. 

A principios de los 70, el Ministerio de Información y Turismo, como una muestra de la intromisión oficial en el tema de la moda, invitaba a la prensa y profesionales extranjeros a ver las colecciones españolas, y la llamada Cámara de la Moda Española concedía un plus económico anual a los modistos que por sus méritos podían entrar en el elitista reducto de la Alta Costura. España no confiaba en que el principal apoyo de la moda debía partir de la industria como ocurría en Italia… 

Modelo de Jesús Del Pozo en los 80
Modelo de Jesús Del Pozo en los 80
Moda del Sol
Moda del Sol
Join Life de Zara
Join Life de Zara

LAS ESTRATEGIAS DEL "MADE IN SPAIN"

El prêt-à-porter no llegó a España hasta bien entrados los 60 creando algunas tensiones con la Alta Costura que vimos reflejadas en la exposición sobre Pedro Rovira celebrada recientemente en el Museo del Traje. Tuvo también la peculiaridad de agrupar gran parte de sus activos en la Moda del Sol, una asociación con un proceso creativo propio que contaba con un diseñador único para diseñar piezas de las distintas marcas. José María Fillol era quien llevaba en un puño toda la organización, lanzaba tendencias y sobre todo un colorido que creaba siempre impacto y era seguido por sus muchos incondicionales. Su primera colección se presentó con gran pompa en el Liceo de Barcelona, y llegó a presentarse en París con éxito. 

La desaparición de la Alta Costura en España tuvo también sus características propias. Además de las causas que afectaban a la Alta Costura internacional y del impacto del prêt-à-porter, en nuestro país vivimos esta desaparición con un golpe rápido y traumático en el año 74. El motivo desencadenante fue el impuesto de lujo de Hacienda, que exigió el 60%, un porcentaje que no se aplicaba ni a las joyas. Alrededor del 78 no quedaba prácticamente en pie ninguna casa de Alta Costura y las que lidiaron el percance con mayor suerte se dedicaron al prêt-à-porter. 

En los años 80, la movida madrileña, que alcanzaba al arte, al cine, a la música, pero muy especialmente a la moda, sirvió para promocionar a diseñadores como Jesús del Pozo, Manuel Piña, Adolfo Domínguez –el creador del slogan “la arruga es bella”- y otros nombres de profesionales con ilusión y con ideas. Se llegó a pensar que había nacido un poderoso resurgimiento de la moda española y en algunos periódicos extranjeros de solvencia se insinuaba que los fabricantes más potentes que acudían a Milán ponían ahora los ojos en Barcelona. Pero fue un resurgir sin consecuencias que no llegó a cuajar a nivel internacional. 

Pertegaz, y sus tiempos de la Alta Costura
Pertegaz, y sus tiempos de la Alta Costura

Otro punto de fricción fue la guerra de las pasarelas, que puso sobre el tapete esta costumbre tan española de disputarse el propio terreno más que competir por el ajeno. Fue en el año 1985 cuando surgieron las pasarelas Cibeles y Gaudí con una clara rivalidad entre ellas. Los representantes de la moda de Madrid y Barcelona respectivamente esgrimían sus poderes. Madrid aludía entre otras razones a su capitalidad y a una situación geográfica más fácil para captar compradores nacionales, y Barcelona aludía a la veteranía de sus ferias ya que allí se celebró en 1961 el primer Salón Nacional de la Confección. 

Los cambios y trayectorias de las dos pasarelas se miraban con lupa… Surgió más adelante la idea de la “pasarela única” aunando fuerzas de las dos anteriores para promocionar el “made in Spain”, como los italianos habían promocionado el “made in Italy”. Pero pronto se vio que esta unión, que había suscitado en principio muchos entusiasmos, era una quimera. 

Las dos pasarelas han continuado su trayectoria temporada tras temporada. Cibeles de forma ininterrumpida y muy lineal que la han convertido en el gran escaparate de la moda española que es la Mercedes Benz Madrid Fashion Week, y la antigua pasarela Gaudí, con frecuentes cambios de nombres y convulsiones, pero demostrando que la moda barcelonesa, con sus aires originales y vanguardistas, no se ha rendido. 

Cara al futuro la moda española refleja luces y sombras pero se detecta ilusión y objetivos. Más que una inútil singularización busca su futuro en su integración en los circuitos internacionales Se han ido amoldando las fechas de la Fashion Week madrileña para tener un espacio propio en las semanas de la moda más destacadas, y participa de los debates y problemas de la moda de los países lideres. 

La buena noticia para el 2018 es que el “Made in Spain” se ha abierto a las nuevas corrientes internacionales. Hemos visto tomar postura en el debate del “See now buy now” a diseñadores como Roberto Verino o María Escoté y a otros tantear el terreno para ver cuál será finalmente su opción preferida. Los criterios de sostenibilidad, adquieren cada vez una fuerza mayor… Zara, la marca española con mayor proyección mundial, ha creado ya hace unos meses su atractiva marca “Join Life” para minimizar el impacto ambiental y proteger la biodiversidad. 

Los sectores del prêt-à-porter de gran difusión y las cadenas de tiendas más tradicionales se han unido también a los criterios internacionales de buscar zonas y locales de gran lujo para potenciar sus marcas. En su 40 aniversario, la firma Simorra inaugura una boutique en Barcelona en el Paseo de Gracia frente a la emblemática Pedrera de Gaudí que será el buque insignia de sus 30 tiendas. Uterque tiene previsto abrir un lujoso flagship en la Calle Serrano de Madrid. 

Sin embargo el futuro tiene que abordar nuevos procedimientos -estos sí, propios y singulares- que han aflorado en los debates de la reciente Semana de la Moda madrileña, sobre todo uno y fundamental: promocionar nuestra artesanía, un espacio en el que tenemos grandes posibilidades. Lo han abordado dos mujeres clave en la organización actual de la moda española. Pepa Bueno, directora de ACME, ha hablado muy claramente de cómo reinventar la artesanía española en el siglo XXI: “No tiene sentido -afirmaba- que haya miles de diseñadores y nadie sepa hacer un buen bordado”. “Debemos recuperar la tradición de la mano de la artesanía -declaraba Charo Izquierdo, directora de la Fashion Week madrileña-. Queremos el mundo estético de la artesanía”

A nuestro alrededor surgen ya con fuerza ejemplos alentadores. Por un lado, Teresa Helbig con sus creaciones románticas hace autenticas filigranas y un delicado trabajo artesanal de gran calidad, y firmas como Pedro del Hierro se declaran dispuestos a potenciar su faceta artesanal y de taller. La artesanía se dibuja como la estrategia número uno del “made in Spain”. Queda todavía mucho camino por recorrer pero los objetivos están trazados.

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