IMAGEN Y ALGO MÁS
OPINIÓN, mayo 2008-
Escritoras, periodistas y directoras de medios de comunicación comienzan a mirar con desencanto la banalización de la imagen que ofrecen algunas publicaciones. Varias voces, entre ellas la de la Asociación Británica de Mujeres Periodistas, han levantado sus críticas para señalar la falta de coherencia de este tratamiento con los denominados “logros feministas que”, hace sólo tres décadas, auguraban una nueva etapa para las mujeres.
Las protestas han ido creciendo en los últimos dos años. “¿Qué ha ocurrido con la buena fe y el optimismo de las feministas de los años 70?”, se preguntaba Rosie Boycott desde el diario “The Guardian.” Las revistas para adolescentes y jóvenes son profundamente sexistas y solo se centran en la imagen y el atractivo físico” denuncia “mientras ridiculizan todo lo demás”. Pero no es solo la preocupación por el atractivo físico. Lo que llama la atención también es la búsqueda deliberada de una imagen provocativa. Es lo que se pregunta la autora americana Airel Levy en el libro “Women and the Rise of Raunch Culture” “¿Cómo es que están resucitando todos los estereotipos de la sexualidad femenina que el movimiento feminista se esforzó por erradicar en bien de las mujeres?”
También la periodista Kira Cochrane señalaba su profundo desacuerdo con actrices consagradas, como Nicole Kidman y Maggie Gyllenhaal que, desde hace unos años, aceptan portadas en las que aparecen escasas de ropa o se convierten en imagen de productos de lencería “¿Qué por que las encuentro deprimentes?” se pregunta Cochrane refiriéndose a fotos y portadas con este tipo de protagonistas “es como si afirmaran: No importa el talento que tenga una mujer, los premios que haya recibido o el alcance de su inteligencia. A la hora de la verdad, si quiere permanecer en la cresta de la ola, si quiere llenar las portadas de las revistas u ocupar los papeles principales, tiene que rebajarse a esto, a agradar a los hombres”.
Actrices como Julia Stiles –compañera de Matt Damon en “El ultimátum de Bourne”- o Rachel Mc Adams ya han reaccionado y defienden la integridad de su imagen, a pesar de que su actitud pueda frenar de alguna manera su carrera. Stiles está encantada con el hecho de que “todas las mujeres Bourne” sean elegantes, seguras de si mismas y aparezcan normalmente vestidas. En el caso de Mc Adams su negativa a dejarse fotografiar sin ropa para una portada de Vanity Fair en 2005 supuso un punto de inflexión en su carrera que por entonces iba a un ritmo vertiginoso con estrenos como “La joya de la familia “, “Vuelo nocturno” o “De boda en boda”.
La necesidad de frenar esta tendencia y de contrarrestar, al menos, sus consecuencias sobre los más vulnerables –los adolescentes- ha movilizado al comité directivo de Mujeres periodistas que, coincidiendo con la London Fashion Week, reunió en la British Library a un centenar de estudiantes de secundaria en una jornada sobre la imagen personal. Las conclusiones de los jóvenes fueron unánimes: “Los medios de comunicación deberían ser responsables y difundir roles más positivos sobre nuestra generación”
Fiona Badwon, una de las periodistas impulsoras de la iniciativa, señaló que las adolescentes se quejan de la presión de los medios para que se acerquen a unos prototipos totalmente irreales y aportó unos datos de una encuesta reciente. El 75 % de las mujeres entre 17 y 25 años declararon no sentirse respetadas por la prensa ni por la industria de la moda, lo cual no significa que sean capaces de escapar a su influencia.
El problema existe pero es una nota muy positiva la movilización de Mujeres periodistas y el testimonio de actrices que reaccionan ante la dependencia de una imagen tan poco acorde con los logros a los que aspira la mujer.
Rosie Boycott
Kira Cochrane
Julia Stiles
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