ISABEL II, UN ADIOS UNIVERSAL

La actualidad de estos últimos días ha estado acaparada en gran parte por todos los actos provocados por el luto y las ceremonias posteriores al fallecimiento de la reina Isabel II que han demostrado el afecto y la admiración a nivel universal de los que gozaba la soberana después de sus 70 años de permanencia en el trono del Reino Unido, un record solo superado por el rey Luis XIV de Francia cuyo reinado llegó a los 72 años. 

A nivel institucional y a nivel popular, las demostraciones de afecto han sido múltiples desde el propio país y a través de los líderes extranjeros. El primer discurso de su sucesor, el nuevo rey Carlos III, empezó con unas palabras muy alentadoras ante los parlamentarios: “Espero seguir con determinación y fidelidad el ejemplo de la Reina”.

Desde todos los puntos del país y desde distintos lugares del mundo llegaron mensajes de recuerdo y cariño hacia la soberana fallecida en Balmoral, rodeada de los miembros de su familia más próximos. Una de las declaraciones más elogiosas ha corrido a cargo del primer ministro canadiense Justin Trudeau, que calificó a la reina como uno de sus personajes favoritos: “reflexiva, sabia, curiosa, servicial y divertida”, fueron sus palabras.

En el mundo artístico también hubo recuerdos y homenajes variados, como por ejemplo el parón en su actuación en Toronto de Elton John para recordar a su Reina. Abundaron además las demostraciones de lealtad y simpatía hacia la institución monárquica afianzadas a través de los años con los contactos de la reina Isabel con 15 primeros ministros conservadores y laboristas que gobernaron en su nombre y por el trato inteligente con figuras tan importantes como Churchill, Margaret Thatcher, Tony Blair…

Isabel II vivió etapas felices y prósperas en su largo reinado pero también tuvo que superar momentos difíciles (40 años después de su ascensión al trono, ella misma habló de su ”annus horribilis”) que se repitieron algunas veces con el tiempo. En su currículo figura también haber recibido a 12 presidentes de los Estados Unidos. Entre las preferencias particulares de la soberana figuran las flores y la moda. No es extraño que en estos días Londres sufriera un record de venta de flores. Miles de ramos de bouquets inundaron los edificios y monumentos en memoria de la reina fallecida, que casi provocaron el desabastecimiento de las floristerías. La moda era otra de sus aficiones. Le gustaba vestir looks de un color total. Sus favoritos eran el morado, el verde, el azul. Tenía una gran afición a los bolsos y sus zapatos solían ser con un módico tacón de 3 cm. para que no le dieran problemas al andar. 

Ahora los recuerdos personales y entrañables sobre la soberana salen fácilmente junto a los actos protocolarios que se suceden sin cesar. El discurso inicial del rey Carlos, desde el balcón real al asumir su puesto, contó con unas frases que demostraban el impacto de su faceta familiar que el fallecimiento de la soberana ha reforzado y ha rectificado en algunos casos. Estos fueron algunos de los mensajes filiales de amor a Isabel II pronunciadas por el nuevo Rey: “Rindo homenaje a la memoria de mi madre y honro su vida de servicio. Querida mamá, gracias por tu amor y devoción a nuestra familia”.