ALEXANDER MCQUEEN, TRADICIÓN Y MODERNIDAD
COLECCIONES, junio 2011

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Sarah Burton, directora artística de la firma Alexander McQueen, era hasta ahora una perfecta desconocida para el gran público. Hoy, su nombre ha recorrido el mundo entero tras el importante encargo de confeccionar el traje de novia de Kate Middleton en su boda con el príncipe Guillermo de Inglaterra. Hizo también los vestidos de su hermana Pippa y de las damas de honor de la novia.
El vestido nupcial estaba confeccionado en gazar de satén blanco y marfil, con cuerpo y cintura ajustada de encaje y amplia falda inspirada en la tradición victoriana. Del medio polisón en la parte de atrás de la cintura se desplegaba una cola de 2,70 metros con aplicaciones de encaje de tul de seda en el ruedo de la falda. "Diseñar el traje de novia de la princesa ha sido la experiencia de mi vida -declaró-. Es un gran honor que me lo pidieran y estoy orgullosa de lo que ha logrado el equipo McQueen".
Sara Burton estudió diseño en la prestigiosa escuela de diseño de Londres Saint Martins. Cuatro años después de su llegada a la casa McQueen en 1996, fue nombrada directora de la marca y durante todos estos años ha trabajado empapándose de los valores de la firma más british del Reino Unido. El romántico vestido que lució Kate ha sabido aunar la tradición de la costura británica con la modernidad.
Pero Sarah Burton ya llamó la atención por su creatividad en la colección primavera-verano que ideó para McQueen y que presentó en Paris Fashion week. Los protagonistas fueron una serie de vestidos armados, de campanudas y complicadas faldas de aire cortesano muy Tudor, con aplicaciones de plumas y bordados profusos en ribetes de seda.
Otra de sus líneas propuestas fue la inspirada en la naturaleza: vestidos largos de tejidos ligeros y estampados caleidoscópicos en tonos amarillos, negros y verdes, ceñidos con cinturones cuyo efecto final es el de parecer ligeras mariposas. Pero también, y dado que el tono must del verano es el blanco, mostró tanto trajes pantalones sofisticados total look, como vestidos cortos a la rodilla con bajos de pasamanería, mangas asimétricas y originales escotes, y trajes de fiesta cuajados de bordados.
Los complementos, tanto en los anchos cinturones como en los rígidos zapatos y altísimos botines peep toe con plataforma y tacones finos, aportaban a veces un extraño aire militar decimonónico que se unía a cierto barroquismo en las sofisticadas líneas.



ALEXANDER MCQUEEN, TRADICIÓN Y MODERNIDAD