PAZ, AMOR Y ECOLOGÍA
OPINIÓN, Diciembre 2015
Nacimiento

Belén popular
Entre luces de colores y estrellas de plata se enciende una vez más la magia de la Navidad. En un ambiente torturado por noticias de conflictos y de guerras, la paz navideña que anunciaron los ángeles hace más de 2.000 años, vuelve a presentarse ante nosotros bajo la forma familiar y entrañable de unas ingenuas figuras del belén que reproducen el nacimiento de Jesús o de un árbol plagado de adornos. La Navidad, la fiesta que todos esperamos con alegría, es una buena ocasión para recordar ideas recientes y diáfanas que nos hablan de paz, de amor, de reflexión y de cambios. Una oportunidad estupenda para ver el mundo desde otra óptica en momentos clave del siglo XXI y para recoger su mensaje con el corazón abierto.
La sala Pablo VI del Vaticano se vio un día de finales de mayo de este año convertida en una algarabía de voces y risas. Siete mil niños se habían reunido para tener un encuentro y un diálogo con el Papa Francisco. La ocasión era la presentación de la iniciativa “La fábrica de la paz” en la que se implicó a escuelas, movimientos y organizaciones para concienciar que se movilizara “la mayor energía posible” para construir la paz. Hubo un dialogo muy simpático entre el Papa y los niños que hicieron varias preguntas hasta que uno de ellos hizo una pregunta clave: “¿Me explicas lo que es la paz?”, dijo aludiendo al tema del día.
El Papa le contestó con un lenguaje sencillo a la altura del público y de las circunstancias pero muy claro: “La paz es antes que nada que no haya guerras pero que también exista la alegría y la amistad entre todos. La paz es como un trabajo. Es trabajar para que todos tengan una solución a sus problemas en su tierra, en su familia y en su sociedad”.
Son muchas las veces que el Papa Francisco ha hablado de paz recientemente. Lo ha hecho en los foros más importantes a nivel internacional, ante los miles de personas que se han agrupado a su alrededor durante sus viajes y ha penetrado también en el interior de las conciencias a través de una Carta Encíclica ecológica –Laudato si- que defiende el cuidado de la naturaleza a la que él llama “la casa común”. En ella ha alertado de los peligros del consumismo exacerbado, del déficit de la sobriedad y de otras tantas cosas que dañan a la sociedad y el ambiente y nos ha señalado el sentido positivo por donde discurren los caminos del amor y la paz.

El Papa con los niños

Arbol de Navidad

Regalos
PAZ, AMOR Y ECOLOGÍA
“Ninguna persona puede madurar en una feliz sobriedad sino está en paz consigo misma -dice el Papa Francisco-. Parte de una adecuada comprensión de la espiritualidad consiste en ampliar lo que entendemos por paz que es mucho más que la ausencia de guerra. La paz interior de las personas tiene mucho que ver con el cuidado de la ecología y con el bien común, porque, auténticamente vivida, se refleja en un estilo de vida equilibrado, unido a una capacidad de admiración que lleva a la profundidad de la vida”.
“La naturaleza está llena de palabras de amor -ha continuado el Papa- pero ¿cómo podremos escucharlas en medio del ruido constante, de la distracción permanente y ansiosa o del cuidado de la apariencia? Muchas personas experimentan un profundo desequilibrio que las mueve a hacer cosas a toda velocidad para sentirse ocupadas, en una prisa constante que a su vez las lleva a atropellar todo lo que tienen a su alrededor Esto tiene un impacto en el modo como se trata el ambiente”.

Natividad de Murillo
“Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía de la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia no debe ser fabricada, sino descubierta y desvelada”.
Un programa de paz conciso y claro. Un mensaje que señala un estilo de vida. Un punto de partida para encauzar las fiestas que se avecinan. Y… como remate nuestro mensaje particular: ¡ASMODA OS DESEA UNA FELIZ NAVIDAD!