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MODA Y MUJER: UN ACUERDO PERFECTO

OPINIÓN, noviembre 2007
por Mª José F. Serra | Nº 17
Charles Worth
Charles Worth
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¿Por qué la moda ha tenido siempre un punto de mira femenino a pesar de que la mayoría de los números uno de la moda internacional siguen siendo hombres? Un personaje tan experimentado en estas cuestiones como John Fairchild, director editorial de “Women´s Wear Daily", contestaba a esta pregunta diciendo que todo creador necesita una musa, una mujer en quien inspirarse. Porque el sentido común, el “feeling” de lo que ella demanda en cada momento es básico para el éxito de uno modelos o de una colección.

Es fácil comprobar que la mujer ha hecho siempre muy buenas migas con la moda, porque ella tiene una mayor capacidad para lo concreto, para el presente inmediato. Sin embargo el binomio “moda-mujer” ha sido superado en otras épocas por el binomio “moda-hombre”. La moda, en los comienzos de su historia, fue empleada por los hombres para destacar su jerarquia, su virilidad, su rango social. Es significativo que los tacones Luis XV fueran ideados para un rey corto de estatura y que muchas veces los excesos ornamentales, repudiados hasta por las leyes, fueran protagonizados por el sexo masculino.

Cuando Charles Worth inauguró la época de la Alta Costura, convirtió a esta en santuario de lo femenino. Aunque los modistos posteriores presentaron colecciones para hombre y esta tendencia ha ido creciendo a lo largo de los años, son las colecciones para mujer las que dan categoría a las grandes firmas y a los estilistas y las que mayor presencia alcanzan en los medios de comunicación. El glamour de los trajes de noche, toda una estética de la seducción, dan a la moda un signo de flagrante feminidad.

Esto no significa que la moda mujer no haya discurrido también por los cauces de estilos cómodos y funcionales. Coco Chanel, considerada una feminista moderada, machacaba con sus ironías a la moda recargada y de apariencia lujosa y a la vez se hacía solidaria de la forma de vestir de una mujer que alcanzaba cada día puestos de mayor responsabilidad dentro de la sociedad y que necesitaba para su vida y su trabajo una ropa más cómoda. “Yo he instalado la libertad en el cuerpo de las mujeres –decía- Aquellas damas sudaban bajo los corsé, las puntillas, los forros y los rellenos. La mujer era un pretexto para la riqueza y yo acabé con aquello”.

Las nuevas corrientes del feminismo actual han influido en los planteamientos de la relación moda y mujer. Ahora la mujer asalta el poder profesional con unas cualidades propias, no buscando la igualdad con el varón, sino poniendo el énfasis en el valor de la diferencia. Si la mujer triunfa hoy en el mundo de los negocios es, según opinión de los sociólogos, porque ahora se valoran más unas cualidades que antes eran minusvaloradas: intuición frente a agresividad, capacidad de detalle frente a abstracción, creatividad frente a lógica, imaginación frente a pragmatismo.

La mujer actual, bajo el concepto de la nueva feminidad y hasta de un nuevo feminismo, puede permitirse el lujo de incorporar a su guardarropa prendas de origen masculino siempre que su talante personal, sus modales y hasta sus posturas no destruyan la incuestionable apuesta por la diversidad de la apariencia. Saint Laurent afirmaba: “Nunca una mujer es capaz de aparecer más femenina que cuando viste ropa que no está destinada para ella” Así nacieron sus famosos “sastre-pantalón” de rigurosa belleza y sus 25 versiones del smoking femenino. Unas creaciones que están muy alejadas de la imagen y de los desafortunados atuendos de las primeras y radicales feministas que buscaban la igualdad con el varón.

Reconocida como máxima inspiradora de la moda, los creadores se percatan de que ahora la mujer está en primera línea, que las profesiones en las que ellas destacan son a las que se les augura un mejor futuro. La mujer-objeto ha pasado a ser una triste caricatura, aunque algunos diseñadores se empeñen todavía en ofrecer en sus pasarelas modelos exhibicionistas y vulgares tan discordantes con el papel que ella desempeña en la sociedad. El acuerdo “moda y mujer” debe responder a las fórmulas que demanda la nueva modernidad.
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Elena Stetskovitch inspirada en Coco Chanel
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