Cine: “27 vestidos” no cumple las expectativas
CULTURA, abril 2008
27 Vestidos ©20th Century Fox

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Todo el mundo ha dado por hecho que “27 vestidos” es una historia similar a la excelente “El diablo viste de Prada”, pero lo cierto es que no se le parece en nada. Tan sólo tienen en común su guionista, Aline Brosh McKenna, que en este segundo film hace un trabajo bastante menos elaborado. A mí me ha recordado mucho más a la deliciosa comedia “La boda de mi mejor amigo”, protagonizada por Julia Roberts y Cameron Díaz en 1997, pero a la que no le llega ni a la altura del zapato. De ella copia bastantes detalles, como el triángulo amoroso, la situación de quien debe ser dama de honor en una boda en la que se casa su enamorado con otra o la memorable escena de la canción improvisada y coreada por todo el local.
“27 vestidos” cuenta la inverosímil historia de Jane (Katherine Heigl), eterna dama de honor en las bodas de sus amigas, pero nunca ella la novia, aunque sigue soñando con el hombre de su vida. No sólo cumple a la perfección con el papel tan preponderante que se da a esta figura en las bodas americanas, sino que se ocupa por amistad de organizar los detalles de las ceremonias y fiestas que rodean el acontecimiento. Su desinterés y entrega es cautivadora y prueba de ello son los 27 vestidos de dama de honor que guarda como recuerdo amontonados en un armario.La trama comienza cuando Jane llama la atención de Kevin (James Marsden), un atractivo reportero de crónica social, que decide escribir sobre ella y su singular historia. Pero todo se complica cuando Jane se entera de que su hermana Tess (Malin Akerman) va a casarse con el hombre al que ella ama en secreto: su jefe, George (Edward Burns), y comienza a plantearse dejar de ser “una santa” y aprender a decir que no.
Durante todo el metraje permanecen en segundo plano esos 27 vestidos, horripilantes pero esplendorosos al mismo tiempo, que toman protagonismo en la mejor escena de la película, cuando ella se los prueba todos y a los que va poniendo nombre: vestido “Lo que el viento se llevó”, una prenda con crinolina color salmón, capota y parasol; el vestido “Bahama Mama”, un vaporoso diseño en tul rosa y amarillo; el vestido “Boda vaquera”, indescriptible atuendo con los colores de la bandera norteamericana con falda de raso azul y sombrero vaquero; el vestido “Submarino”, con aletas rosa y gafas de bucear como complementos; el vestido “Vómito”, por su indefinible color; el vestido de japonesa, el de gótica o el hermoso sari hindú.
A la comedia la salva, con su toque de color y originalidad, esos vestidos, porque por lo demás es bastante insulsa, a ratos tediosa y hasta grosera. Pero Heigl logra iluminar con su sonrisa las escenas y hay momentos en que está maravillosa con un elegantísimo vestido negro que se pone para la fiesta de compromiso de su hermana. Es de destacar el abismo entre el histrionismo de los vestidos de dama de honor y los modelos que viste la protagonista a lo largo del film cuando no está “de boda”: conjuntos refinados y de tonos sobrios con complementos discretos.
En conjunto es una comedia romántica que decepciona y no cumple las expectativas que ha suscitado por su promoción, pero se puede pasar un buen rato. Por eso, ha sido un éxito total de taquilla en Estados Unidos.
Ficha Técnica
Género: Comedia romántica.
Productora: 20th Century Fox.
Dirección: Anne Fletcher.
Guión: Aline Brosh McKenna.
Intérpretes: Katherine Heigl, James Marsden, Malin Akerman, Edward Burns.

27 Vestidos ©20th Century Fox

27 Vestidos ©20th Century Fox

27 Vestidos ©20th Century Fox
Cine: “27 vestidos” no cumple las expectativas