“EL CUERPO DEL VESTIDO” EN EL PALACIO DE PEDRALBES
CULTURA, enero 2009-
"El vestido es la mayor modificación del hombre social y pesa sobre toda su existencia", dijo Charles Darwin. Con esta afirmación empieza la exposición "El cos del vestit", el cuerpo del vestido, que puede verse desde diciembre en el Palau Reial de Pedralbes de Barcelona. Un viaje a la evolución del vestido, desde el Renacimiento a la época actual, que es reflejo de la sociedad del momento y, por tanto, una herramienta que ayuda a entender por qué vestían o vestimos de un modo u otro.
La muestra, que consta de 134 piezas, arranca con los insufribles corsés del siglo XVI y XVII, aquellos que lucieron la princesa Éboli o la reina Elisabeth de Inglaterra, que moldeaban la silueta con un torso muy reducido, pecho elevado y cintura marcada, que contrastaba con la gran amplitud de la falda. Rigidez que recupera, en cierto modo, un vestido de los años 50 de Pertegaz, con el que se intercalan estas piezas de antaño, para demostrar cómo la moda bebe del pasado.La llegada de la Revolución Francesa dejó atrás el porte erguido. La moda imperio, cuya mayor expositora fue Josefina Napoleón, desplazó la cintura hacia arriba y se marcó bajo el pecho, igual que en los felices años 20, cuando las telas fluían en libertad.
Tras la caída de Napoleón en Waterloo, se restauró el Antiguo Régimen, y con él, el corsé, los vestidos inflados, las mangas exageradas y las faldas cada vez más amplias gracias a la superposición de enaguas.
La exposición sigue a finales del siglo XIX con las mujeres avestruz. Esas damas de la burguesía catalana, que Ramon Casas pintó en el Liceo o en su casa de veraneo en Sitges, cuyos vestidos reducían el torso y la cintura, aumentaban las nalgas con polisón y alargaban la silueta con una cola.
Ya en el siglo XX, el vestido mostrará el cuerpo fuera del corsé. Metáfora, quizá, del cambio trascendente del papel de la mujer en la sociedad. En los felices años 20 se acorta la falda, mientras que el crack del 29 y la Segunda Guerra Mundial imponen una moda sobria y de líneas puras.
A mediados del siglo XX vuelve cierta artificiosidad de la mano de Christian Dior y Balenciaga. En la muestra se contemplan vestidos de organza, de seda, raso, bordados con hilos metálicos o lentejuelas doradas, de estos maestros de la alta costura y la elegancia. El New Look de Dior se inspira en la moda del pasado: cintura reducida y falda de volumen amplio.
La convulsas décadas de los 60 y 70, con el movimiento contraculutral hippie de fondo, revolucionó la moda con la mini falda. ¿Obra de Mary Quant o de Andre de Courrèges? se pregunta un cartel de la exposición. La experimentación con la moda va más allá con un mini vestido metalizado de Paco Rabanne también expuesto.
En los 80 el vestido se concibe como forma de espectáculo y difumina el cuerpo, la exposición nos recuerda los looks de Maddona en sus conciertos firmados por Jean Paul Gaultier, mientras que en los 90 las líneas puras y el minimalismo se apoderan de la pasarela.
El fondo del museo, compuesto por unas 18.000 piezas, permanecerá en la zona llamada el Container, un espacio preparado para su perfecta conservación, que se encuentra en las antiguas caballerizas del palacio.
“EL CUERPO DEL VESTIDO” EN EL PALACIO DE PEDRALBES