OSCAR DE LA RENTA: COLOR Y ARMONÍA
COLECCIONES, abril 2009
Oscar de la Renta

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Hechuras impecables, líneas definidas, tejidos suntuosos y colorido alegre pero contenido. Ésas son las señas de identidad de la colección de Primavera-Verano del veterano Oscar de la Renta. Su sempiterno clasicismo, su buen gusto y sus elegantes diseños buscan favorecer a una mujer segura de sí misma.
Muy aplaudida fue su colección hiperfemenina y variada, aunque siempre dentro de los cánones a los que nos tiene acostumbrados Oscar de la Renta: vestidos, a la rodilla, de línea A, con vivos estampados o audaces mezcla de tonos en los que destacó como elemento decorativo para todo la fría plata. Pero también sus elegantes sastres, ceñidos, llenos de detalles y exquisitamente cortados, tanto las faldas como los pantalones.Para el día el venezolano presentó vestidos cortos en tonos alegres y primaverales, en floridos estampados, realizados en tejidos naturales: lino, seda, con acabados de muselina y brillantes brocados. También mostró prendas con cortes y dibujos geométricos, en blanco y negro, con faldas recogidas en airosos pliegues a un lado, acompañados por abrigos cortos en shantung de seda y chaquetas cortas ceñidas por cinturones muy anchos de charol, cuero o tela de falla. No olvidó los vestidos camiseros, de faldas tableadas, así como prendas tipo “safari” con estampado africano.
Los pantalones iban desde los tobilleros “pitillo”, en lino o seda, a los anchos de amplio volumen que tapaban el calzado. El blanco, beige y gris perla fueron los tonos escogidos para los sastres. Los acompañaba preciosas blusas sin solapas con escote en cascada o jerséis de perlé ajustados a la cintura.
La blusa blanca, protagonista
Y es que especial protagonismo tuvieron las blusas en la tendencia propuesta por De la Renta: blusas blancas, de batista de algodón, organza y seda, con jaretas, encajes y volantes, solapas asimétricas y plisados en el cuello.
Los colores fueron muy variados, pues jugó con los clásicos blanco y negro, pero también con el rojo amapola, el tostado y el gris. Empleó tonos fríos para blusas y abrigos ligeros, como el verde aguacate, el amarillo, el azul marino, el azulón, el rosa pálido o el suave malva.
Es de destacar los complementos: sacó muchos motivos marinos en abalorios, colgantes y en aplicaciones: bolsos con conchas, estrellas y caballitos de mar. Y mucho coral, tanto en collares largos como en vueltas de cuentas al cuello. También largos pendientes y broches y colgantes de piedras semipreciosas.
Noche sofisticada y mágica
Las propuestas de cóctel fueron, sobre todo, vestidos con mucho colorido, estampados de desvaídas y grandes flores con acabados satinados, al modo oriental, a juego con abrigos livianos de manga corta. También vestidos negros y azul noche en crêpe de seda o tul plisado. Los vestidos destacaban por las faldas de vuelo y los cuerpos ajustados, con tirantes anchos unos, mangas japonesas otros, y escote palabra de honor los más sofisticados. Los de noche brillaron por su esplendor: cuerpos ceñidos y amplias y vaporosas faldas largas, en organza, tul y encaje con bordados en cristal. Otras líneas fueron la clásica “sirena”, con escote palabra de honor o corazón, o los “fourreau” en tonos plata con bordados de cristal o incluso de brillante vinilo.
Oscar de la Renta se mantiene fiel a su estilo glamouroso y femenino, siempre con una coherencia y una elegancia que lo define como uno de los más grandes creadores de moda del momento.

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