CAROLINA HERRERA SE APUNTA AL CONTRASTE BRILLO-MATE
COLECCIONES, noviembre 2009

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Una colección lujosa, favorecedora, que juega con los contrastes brillo/mate y ancho/estrecho. La diseñadora venezolana es toda una maestra en cuanto a la elección de texturas y a la combinación de colores en su propuesta para la temporada invernal.
El verdadero protagonismo de la colección de Carolina Herrera presentó para otoño-invierno recae en el tejido, que marcó la personalidad de cada diseño. Los estampados en jacquard, brocado, las aplicaciones de flores y hojas bordadas con la técnica “fils coupé” sobre organza, los encajes sobre terciopelo de seda, las filigranas brillantes y los aspectos tapiceros, brillaron con luz propia en cada prenda. Espectaculares, los vestidos que marcaban la silueta y los trajes de chaqueta de falda o pantalón con un elegante juego de contrastes, que se plasmaba en las lanas mates y suaves, combinadas con los brillantes reflejos de la seda o el raso, el brocado y las filigranas metálicas en oro, plata y cobre.Los tonos, monocromáticos o como mucho en mezcla bicolor, muy otoñales: verde hoja, ciruela, azul cobalto, dorado, bronce y gris perlado y marengo.
En cuanto a las prendas, los vestidos, con largo por debajo de la rodilla, se ajustan a la cintura pero adquieren volumen en las mangas, amplias hasta el codo y estrechas en la muñeca, de estilo muy vintage. Pantalones rectos y ajustados con amplias blusas de raso o seda con lazadas. Abrigos amplios de tweed y chaquetas entalladas con cinturones de cadenas.
Carolina Herrera presentó también unas originales casacas dieciochescas acompañadas por cinturones de fantasía y costuras marcadas.
Los trajes de noche, de suntuosos y brillantes tejidos –como la faya, la organza, el encaje bordado, la seda o incluso el mohair-, son de líneas rectas y exhiben amplios escotes corazón o con un solo hombro y abundante plisado y drapeado, acompañados de boleros, chales o capelinas.
En materia de complementos, la colección mostró pequeños bolsos blandos de mano con aplicaciones florales, y zapatos de tacón medio ¡sin plataforma! y con punteras afiladas, también profusamente bordados. Unos brillantes cinturones con grecas doradas se encargan de ceñir los vestidos y abrigos tipo albornoz. Chalinas de raso de seda anudadas desenfadadamente al cuello y guantes largos de ante.



CAROLINA HERRERA SE APUNTA AL CONTRASTE BRILLO-MATE
