RALPH LAUREN: VUELTA AL COUNTRY CHIC

El diseñador americano ha sabido conjugar elementos dispares en una misma colección invernal, con un resultado coherente, práctico, intemporal y muy comercial. La sabia mezcla de prendas y de complementos han logrado un estilo glamouroso con un toque country chic muy atractivo. El negro fue el color recurrente.

Flores otoñales
La colección de Ralph Lauren para este otoño-invierno trajo evocaciones campestres otoñales. Mostró vaporosos vestidos y faldas de seda con menudo estampado de flores y de hojas sobre fondo negro, complementadas por suaves jerséis cachemir de cuello alto, cálidas chaquetas de punto de lana, abrigos cortos y gruesos leotardos. Los gorritos de crochet y lana daban el toque chic a los atuendos. Los tonos se mueven en la gama de los ocres, rojizos, marrones y el negro. Botas de ante o de piel con vueltas y aplicaciones de piel pelo.

Toque british
Otra de sus líneas se movía en la constante combinación de prendas masculinas y femeninas, siguiendo la estela del estilo dandy. Sastres muy favorecedores, con chaquetas de tweed de espiguilla “sal y pimienta” de corte recto masculino, y bolsillos parche, que entalla a veces con cinturón ancho. Otra serie de chaquetas eran de inspiración decimonónica, muy entalladas y de corte levita, o a la cadera con bajos redondeados y mangas fruncidas “jamón”. El pantalón, de montar, abotonado en los bajos. Los complementos imprescindibles para este look son los botines, los bolsos-baúl o bandolera, y los fulares con estampado otoñal. Tonos grises, tostados, marrones y verde musgo.

Terciopelo brillante
Ralph Lauren combina a la perfección el terciopelo devoré con prendas de cachemir, piel vuelta, lana y detalles de encaje negro. Vestidos cortos de terciopelo en tono guinda o pizarra con leotardos de lana negros; faldas en suave terciopelo color chocolate combinados con jerséis tostados y abrigos tweed; pantalones ecuestres en terciopelo verde musgo con jersey y abrigo ancho de lana. Todo, componía combinaciones muy acertadas, que transmitían calidez y elegancia para el frío.

Negro sobre negro
La noche viene marcada rotundamente por el negro. Vestidos a la rodilla, tipo charlestón, con flecos, jirones y sobrefaldas de tul y mucho bordado en canutillo y pedrería azabache. Los trajes largos son de tipo lencero, en seda, tul y encaje con volantes y profusas aplicaciones de paillettes. Los combina atrevidamente con medias tupidas y botines o botas de piel.