CARMEN HALFTTER: “MIS DISEÑOS SON ARTE Y CREACION”
ENTREVISTA, marzo 2011
Carmen Halffter

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Su taller de alta costura está en pleno barrio de Salamanca en Madrid. Me recibe donde realiza las pruebas a sus clientas. Un enorme espejo que cubre toda una pared duplica la sala. En varios maniquíes, algunas de sus prendas: una preciosa casaca en raso crudo, un vestido corto de cóctel en organza de seda añil y, en altas perchas, muchos de los vestidos de novia de sus últimas colecciones. Diseminados por aquí y allá se pueden ver tocados de ceremonia realizados en tul, encajes, rafia y organza.
Carmen tiene un apellido ilustremente célebre en el mundo de la música –es sobrina y prima respectivamente de los compositores y directores de orquesta Cristóbal Halffter y Pedro Halffter-, pero también es muy conocida en el mundo de la alta costura, y sus triunfos se extienden de boca a boca. Sus clientas saben que allí van a encontrar algo distinto: no el clásico vestido de novia ni el típico traje de madrina. Sus diseños tienen algo del minimalismo elegante de su creadora. Sus dos últimas colecciones, “La flauta mágica” (basada en la ópera de Mozart) y “Soñé con Japón”, así lo demuestran.Carmen Halffter, desde su infancia, vivió en el hogar de su abuelo, ya que sus padres tenían un trabajo complicado. Rodeada de obras de arte, pintura, escultura y música, se educó en un mundo de mayores, haciendo sus pinitos con las primeras letras en una edición del Quijote ilustrada por Dalí, tarareando la ópera Carmen o jugando con las diapositivas de Rubens o Goya del Museo del Prado. Eso hizo que desarrollara una sensibilidad especial por la belleza.
- ¿Y por qué el diseño de moda?
-Me apasionaba mucho la creación. Estudié IADE, en Madrid, y me he formado trabajando mucho.
-¿No le interesa estar en Cibeles?
-Cibeles está muy bien por toda la publicidad que mueve, los medios a los que llega, pero yo prefiero organizar mi propio espectáculo a que te lo den todo hecho como en serie. Preparar la colección en torno a una idea, buscar el sitio y la puesta en escena, dar el ambiente que quieres, invitar a mis propios clientes y amigos, todo eso me aporta una enorme satisfacción.
-También le supondrá un gran gasto…
-Sí, por eso sólo hago una colección al año. Es una inversión considerable, pero disfruto tanto… Me gusta inventarme cada vez algo nuevo y completamente distinto. Me ayudan Lía Terni, joyera, y con Virginia Balseiro, que hace tocados. Además, sin el apoyo de mi familia y mis amigos todo sería mucho más difícil.
-¿Quién le influye?
-Tengo mucha debilidad por Cocó Chanel, no sólo como modista sino también me atrae el icono de mujer, su atrevimiento en la época que le tocó vivir.
-¿Dónde encuentra inspiración?
-Me inspiran muchas cosas. Hay veces en que simplemente te pones a hacer garabatos sobre una idea y acaba saliendo algo bonito. Otras muchas, voy en el metro y veo algo -una hebilla, una forma- y se me ocurre un vestido. O voy por el campo y veo un color, una figura, en ese momento saco lápiz y papel y lo anoto… También se me ocurren ideas transformando prendas que ya existen o viendo lo que hacen otros. La inspiración me viene por todas partes.
-¿Sus clientas se dejan aconsejar?
-Sí, aunque al principio traen lógicamente una idea, un boceto o fotos. Luego, cuando la gente va tomando confianza, se deja aconsejar. Y salen muy satisfechas de los resultados.
-¿Cómo definiría su moda?
-Mis diseños son arte y creación. No sigo los dictados de la moda, considero que en todo momento la mujer debe vestir líneas limpias y muy femeninas. Procuro olvidar lo que se lleva y no seguir un color o un volumen determinado en boga. Distinto es hacer trajes de diario, ahí sí tienes que seguir un poco las tendencias.
-¿Hay algo que deteste?
-Sí, cuando alguna clienta se está haciendo un vestido de novia y viene a las pruebas con una pléyade de familiares, y todos opinan. La novia se colapsa y es incapaz de elegir lo que verdaderamente quiere. Hay que aplicar mucha psicología en estos casos. También, cuando una persona se obceca en algo que no le sienta bien.
-¿Y con qué disfruta?
-Con muchas cosas. Además de con la preparación de mis colecciones, cuando me traen vestidos muy antiguos para transformarlos o rehacerlos, o para aprovechar bordados y pasarlos a otra tela, y quedan trajes espectaculares.
-¿Ha vestido a alguna celebridad?
-A Marisa Paredes le hice el diseño que lució en la Gala de los Goya, un traje en crep de seda y gasa, de color rojo, con adornos de organza.
-¿Cuáles son los tejidos que le gusta trabajar?
-Todos los naturales, pero no me ciño a los tejidos clásicos. Yo rebusco por las tiendas y encuentro texturas y mezclas diferentes. A la hora de hacer un diseño, después de la hechura, la tela es lo más importante, porque es lo que va a dar personalidad a ese modelo. Con el mismo patrón, un tejido u otro puede variar completamente el resultado.
-¿Qué sueños tiene por cumplir?
-Me encantaría producir prêt a porter y venderlo fuera. Y alcanzar ese equilibrio entre trabajo y producción, que te permita disfrutarlo sin agobios. También me gustaría hacer vestuario escénico para alguna ópera.
-¿Y proyectos inmediatos?
-Voy a presentar dentro de muy poco con mis colaboradoras Lía Terni y Virginia Balseiro una marca de complementos que se va a llamar Ki (árbol en japonés): venderemos cuellos, chalecos, sombreros, tocados, cinturones, chales… Estoy muy ilusionada con esta iniciativa. A ver cómo resulta.

Colección La flauta mágica

Colección Soñé con Japón

CARMEN HALFTTER: “MIS DISEÑOS SON ARTE Y CREACION”



