BALENCIAGA, SENCILLAMENTE UNA PERSONA
OPINIÓN, julio 2011
Cristóbal Balenciaga

-
El Museo Balenciaga de Guetaria, el primero en el mundo dedicado exclusivamente a un modisto, nos da la oportunidad de contemplar la obra de un genio, la técnica del gran maestro, su extraordinario manejo de las telas y las armonías cromáticas. Pero detrás de la inagotable creatividad del modisto están sus cualidades humanas, su cultura, su buen hacer dentro de un ambiente de disciplina y serenidad y el sentido de la perfección que guiaba su trabajo. En mis entrevistas de prensa he recogido en directo algunas opiniones de personas que recibieron su influencia y le admiraron profundamente.
“Dicen que no hay hombre grande para su mayordomo, pero con Balenciaga era distinto”. Me lo dijo el diseñador Emanuel Ungaro en el curso de una entrevista en su casa de París cuando me explicó la relación tan entrañable que mantuvo con el maestro durante los principios de su trabajo en el mundo de la moda. Ungaro me contó el entusiasmo que siempre había sentido por su obra y cómo desde pequeño había alimentado un sueño que un día se convirtió en realidad: trabajar con Balenciaga.“La cosa no fue fácil” -me dijo-. La Casa Balenciaga era como un monasterio inexpugnable. Cuando entré a trabajar allí yo ya sabía coser, sabía cortar y hacer casi de todo en este oficio. pero Balenciaga me dijo: “Si quieres trabajar conmigo tendrás que empezar desde abajo”. “Muy bien” le dije yo. “Si Vd. quiere me ocuparé de hacer la limpieza de la casa, estoy dispuesto”. Trabajé 6 años con él y esta época fue para mí el auténtico descubrimiento del mundo de la costura, de la sofisticación y del arte, un aprendizaje increíble. Y es que cuanto más tiempo pasaba con Balenciaga. el mito, en vez de caer, se hacía más grande. Había un sentimiento de innovación continúa en cómo cortaba una prenda, en cómo creaba los diseños”.
Le pregunté a Ungaro si Balenciaga tenía secretos profesionales o si por el contrario sabía transmitir sus experiencias…
“Hablaba muy poco- me dijo-, pero se aprendía mucho sólo observándole. Estar en una prueba dándole alfileres era toda una lección. Cuando yo llevaba unos años con él le enseñé unos diseños que había hecho por mi cuenta durante unas vacaciones. No los utilizó ni hizo grandes comentarios. Sólo me dijo: “Continúa por ahí, son buenos”.
Oscar de la Renta me habló también en una entrevista de su relación con Balenciaga. El modisto dominicano vino a Madrid a los 18 años para estudiar pintura en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Dos modistos españoles fueron sus primeros maestros: Balenciaga y Castillo. “Balenciaga- me dijo- es un ejemplo típico de la moda que marca una época, que presenta unos valores inconfundibles. Creo que Balenciaga no hubiera existido si no hubiera sido español. Fue un verdadero arquitecto de la moda, que inventaba constantemente, una manga, un escote. Se aprendía muchísimo viéndole trabajar. Cuando escucho que algunos le comparan con Christian Dior me indigno, porque Dior sólo inventó el “new look” que era ornamentación, no diseño puro. Sólo ha existido un creador como él que ha influido después en otros muchos creadores”
También Saint Laurent le admiraba profundamente “Balenciaga -opinaba- es la elegancia, es una obra de una audacia sublime. No terminaba nunca de sorprender ni de revelar sus secretos” Hubert de Givenchy, otro de sus grandes discípulos, que es actualmente el Presidente de la Fundación Balenciaga, expresó su opinión personal sobre el modisto “Siento una admiración sin límites hacia el que considero el mejor maestro. Balenciaga trabajaba sobre sus patrones con escuadras, con puntos de referencia, como si fuera el plano de una casa. El decía: Cuando la armadura es buena se puede construir lo que se quiera”.
A pesar de que a Balenciaga se le consideraba un hombre retraído, tenía muchos amigos. Demostró una gran cerrazón frente a la prensa pero los periodistas siempre le trataron con una consideración y un mimo especial. Cuando se retiró de su trabajo a los 70 años hubo una verdadera desolación en el mundo de la moda. Murió en Javea en el año 1972 pero fue incinerado en Guetaria, su ciudad natal, que recoge ahora en el Museo lo mejor de su obra. En el cementerio de esta villa marinera está su tumba rodeada de viñedos frente al mar, su lugar ideal. Cuando se celebró su funeral el oficiante, Padre Pierli, no hizo hincapié en sus méritos como modisto. “Supo ser sencillamente una persona” –dijo- Una frase muy elocuente para definir a un genio que tuvo una extraordinaria calidad como ser humano.

Emanuel Ungaro

Hubert de Givenchy

Yves Saint Laurent
BALENCIAGA, SENCILLAMENTE UNA PERSONA

Oscar de la Renta