UN "DRESS CODE" MUY PERSONAL
OPINIÓN, mayo 2012

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Entre los muchos y variados eventos que brinda la primavera se encuentra una fiesta juvenil que en Estados Unidos tiene una gran raigambre: el baile del instituto, convertido ya en una tradición que ilusiona a los adolescentes. Sin embargo, proporciona a veces algunos quebraderos de cabeza a los profesores y a los padres. La cuestión que se plantean es si la ropa que visten los estudiantes para este famoso baile es la más adecuada. Y ante la duda algunos institutos lo han resuelto de una forma drástica: diseñar un “Dress Code” que deje las cosas claras.
El baile del instituto americano significa la llegada de las chicas a su edad adulta, algo equiparable a lo que era muy frecuente en España en otras décadas ya pasadas: la “puesta de largo”, que significaba que “vestían sus primeras galas de mujer”, como decían las crónicas sociales del momento. Los directivos de algunos institutos están empeñados en que la indumentaria de las asistentes al famoso baile –el prom como se le conoce- tenga la categoría adecuada y evitar que algunas chicas confundan esta fiesta tradicional con la alfombra roja de Hollywood.El “Dress Code”, que han presentado a los alumnos algunos institutos, hace pensar que es una elaboración de los profesores pero con la intervención de los padres que manejan todo tipo de reglas a través de los “PTA meetings” –Parent Teachers Association- que en América tienen un poder bastante considerable. De esta confabulación conjunta han nacido los criterios de lo que es adecuado o no adecuado para la ocasión. Entre lo “no adecuado” señala “los escotes muy pronunciados tanto por delante como por la espalda, las grandes aberturas, los vestidos demasiado cortos, las transparencias y los modelos que dejan ver partes del cuerpo como son la barriga o las caderas”. Esto son lo que han calificado como: “Don´ts” No.
Los directivos de algunos institutos habían acudido ya a otras estrategias, como advertir a los estudiantes que acuden con ropa “poco adecuada” que deben rectificar y si no lo hacen negarles incluso la entrada a la fiesta. Con el “Dress Code”, que presentan a través de Powers Points y con carteles informativos, las chicas saben a qué atenerse y se evitan escenas que pueden resultar un poco violentas a la entrada de la fiesta.
Algunos medios de comunicación han calificado estas medidas como de “censura” pero parece que la intención del profesorado no es censurar ni coartar sin más la libertad de las estudiantes, sino proteger la categoría del baile y dar una lección práctica sobre lo que es la elegancia y las buenas maneras…
Estamos en el mes de mayo, una época en la que se prodigan las “fiestas”, como son las bodas, las primeras comuniones y los bautizos. Y en ocasiones determinadas formas de vestir que vemos en estas ceremonias tan importantes nos remiten a la idea del “Dress Code” con su drástica clasificación de lo que es la ropa adecuada y la que no. Especialmente las bodas se llevan la palma en este tipo de transgresiones a la elegancia ya que en algunos casos las invitadas incurren en lo que señalaría cualquier “Dress Code” como ”Don´ts”.
¿Es que habría que recurrir a medidas como las empleadas en los institutos americanos? No parece que fuera lo más oportuno, pero nos pueden sugerir algunas ideas muy aprovechables, como por ejemplo que cada uno reflexionáramos y tuviéramos in mente un “Dress code” personal que nos dictara, no sólo lo que es lo más adecuado vestir en cada momento, sino también el respeto que se debe a lugares y ceremonias, empleando resortes tan asequibles como son la estética, el pudor, las buenas maneras y sobre todo el sentido común. Se trataría de un “Dress Code” virtual, una especie de Prom-Girls, que tuviera en cuenta la dignidad personal y la gran consideración que merecen estas fiestas tan bonitas y familiares que ahora en el mes de mayo se prodigan más que nunca.




UN "DRESS CODE" MUY PERSONAL
