NAVIDAD: EL ARBOL SIEMPRE DE MODA
OPINIÓN, diciembre 2012

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Por todas partes se respira ya el ambientillo de Navidad. Como muchas otras ciudades europeas Madrid enciende sus luces y descubre sus adornos. A tono con los “recortes” el Ayuntamiento ha reducido el presupuesto en un 30% y ha decidido concentrar el alumbrado en los ejes comerciales para fomentar estos espacios, generar empleo y dinamizar sectores clave como la hostelería, el ocio y el turismo. También contará para los adornos con elementos de su “fondo de armario”, es decir diseños que en años anteriores ya habían lucido en las calles. Sensatas medidas para un tiempo de crisis que no empalidecen en absoluto las fiestas…
Pero si las medidas restrictivas son compatibles con el esplendor de la Navidad, nos llegan noticias de restricciones de otro calado que atacan a su simbolismo más genuino. En algunas ciudades, como Bruselas, han decidido retirar el árbol gigante que figuraba invariablemente en el centro de su plaza. ¿Motivo? Un absurdo temor al islam, el complejo de que pudiera molestar a los ciudadanos de religión musulmana, como si lo correcto no fuera que éstos respetaran las costumbres y las creencias de la ciudad de acogida y se adaptaran a ellas con naturalidad. Dan pena estos resabios y temores que pueden hacer tambalear nuestras costumbres cuando, por contraste, nos dejamos avasallar por otras importadas tan ajenas a nuestra cultura como el antiestético y deplorable halloween…El árbol de Navidad, sin embargo, lucirá en muchos hogares y en muchos puntos de nuestras ciudades con su simbolismo cristiano indiscutible.
La tradición del árbol navideño proviene de los celtas de Europa central, que empleaban los árboles para representar a varios dioses. Según la leyenda, San Bonifacio, evangelizador de Alemania, decidió darle un sentido cristiano. Como contrapunto a los dioses paganos plantó un pino que, por ser de hoja perenne, representaba el Amor de Dios, y lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las velas la Luz de Jesucristo.
Con la evangelización de los pueblos europeos, los cristianos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Jesús. El primer árbol navideño, tal como lo conocemos en la actualidad, nació en Alemania el año 1605, en Finlandia en el 1800, en Inglaterra el 1829. En esta misma época fue introducido en España por una mujer de origen ruso casada con un aristócrata español.
Desde entonces, y cada vez con mayor profusión, el árbol es un elemento clave de la Navidad en la mayoría de los países europeos. El más grande y espectacular lo encontramos en la Plaza de San Pedro de Roma. En el año 1982, el Papa Juan Pablo ll implantó la costumbre del árbol gigantesco que tutela la Navidad vaticana. Cada año lo regala un país distinto. El último año correspondió a Ucrania y lució con sus habituales dimensiones espectaculares: 30 metros de largo y 4 toneladas de peso. Un árbol de especie roja con más de 700 ramas adornado con 2.500 bolas doradas y plateadas, con luces blancas y amarillas y con figuras de ángeles y animales.
En Madrid contaremos este año con un árbol de un significado muy especial. Lo han montado un grupo de voluntarios de la organización “Hazte oir” que mantiene una decidida lucha en favor de la vida. Es un árbol de 4 metros de altura coronado con una gran estrella de Belén, el árbol de Navidad del “Derecho a vivir”. ¿Qué mejor hecho histórico que el Nacimiento de Jesús para expresar el maravilloso don de la vida?
Un año más el simbolismo navideño tradicional del árbol junto con el belén irrumpirá en nuestras calles y en nuestras casas para cobijar el calor humano y el entorno familiar de las fiestas.
Desde Asmoda os deseamos ya una !FELIZ NAVIDAD!

El árbol de Bruselas

El árbol del Vaticano

El famoso de Rockefeller Center
NAVIDAD: EL ARBOL SIEMPRE DE MODA

Arbol en Madrid