LAS SIETE VIDAS DE LA ALTA COSTURA
OPINIÓN, Febrero 2013
Dior años 50

Versace 2013
Las colecciones de Alta Costura de Paris para primavera-verano 2013 han vuelto a plantear varios interrogantes. Se han alejado del calendario firmas como Givenchy y Versace y han entrado otras como Martin Margiela y Alexis Mabille, que pretenden compaginar una imagen más elitista, junto a nombres como Dior y Chanel, con su contacto con el gran público a través de colaboraciones con grandes almacenes. Las colecciones han sido, por un lado, un alarde de montajes espectaculares y de imágenes sublimes y, por otro, el eco de algunas voces que aconsejan recuperar a la clienta real sin apearse del lujo. La pregunta del millón es: ¿Qué significa la Alta Costura hoy? ¿Se puede intuir su futuro?
La Alta Costura tiene una vida relativamente corta pero intensa. Si principal artífice fue Charles Frederick Worth que, con solo 20 años, llegó a Paris en 1885 y abrió su taller en la Calle de la Paz. Worth reivindicó el nombre de artistas para los antiguos artesanos costureros y empezó a firmar sus creaciones como si fueran obras de arte. El “diseñador –artista” creaba unos modelos y los presentaba a las clientas para que pudieran elegirlos y ser confeccionados a su medida. Fue también el introductor de los pases de modelos sobre maniquíes vivientes.La nueva fórmula de moda creada por Worth dio sus primeros pasos en firme en la Exposición Universal de París del año 1900 que congregó a gente de todo el mundo en el Pavillon de l´Elegance y convirtió a Paris en capital mundial de la moda, proporcionando un excelente negocio para Francia. Al cabo de poco tiempo nacían otras importantes casas de moda que cultivaron el nuevo estilo: Patou, Vionette y más adelante Chanel, Christian Dior, Balenciaga...
A finales de los años 60 se inició el gran proceso de democratización de la moda. El mayo francés, la estetización de la moda industrial, los cambios en la sociedad dieron alas a una nueva fórmula: el “pret a porter”. Empieza hablarse de la gran crisis de la Alta Costura. En la portada de la revista Paris Match aparece la inquietante pregunta: “¿Morirá la Alta Costura”? La respuesta más ajustada es: NO, solamente cambia de signo. Su nuevo papel es el de “laboratorio de ideas” para convertirse en punta de lanza de la moda aprovechando el fulgor de sus nombres para comercializar productos más asequibles a los bolsillos.
La expansión del “pret a porter” y el cambio de signo experimentado en la moda tuvo una repercusión en su organización y status social. El número de clientes de la Alta Costura se fue reduciendo con el paso del tiempo. Si en 1975 contaba ya solamente con 3.000, en 1985 se había reducido a la mitad. Si a finales de los 40 la Cámara Sindical de Paris daba el título de Alta Costura a 195 firmas, en el año 1995 se veían reducidas a poco más de 20.
Para compensar esta falta de oportunidad comercial en los años 90, se introdujo una nueva fórmula entre las grandes firmas: dar una orientación más joven y vanguardista haciendo un verdadero lifting a su imagen tradicional. Esto significó la irrupción de jóvenes y audaces creadores -como John Galliano y Alexander McQueen- que convirtieron las pasarelas en un auténtico espectáculo.
Algunos diseñadores no se apuntaron a los nuevos aires. En 2004 Versace dejó los modelos de Alta Costura, Saint Laurent también prescindió de esta línea. Los cambios y paradojas han sido constantes. Giorgio Armani, que siempre había expresado su propósito de hacer solo un “pret a porter” de lujo, se enroló en el 2005 en la Alta Costura con la línea Armani Privé para atender a una demanda real de sus clientas. También Giambattista Valli, gran creador de un exquisito “pret a porter”, se introdujo en la Alta Costura bajo la presión de las consumidoras. Los vaivenes no han cesado en estas últimas colecciones. El desmarque de Givenchy, uno de los modistos más cotizados, y la subida al carro de Margiela y también de Mabille, cuyos diseños tienen poco que ver con los de los grandes gurús de la pasarela, son significativos.
La pregunta que se hiciera un día la revista Paris Match se dibuja a veces en el aire: “¿Morirá la Alta Costura? Y la repuesta es la misma: NO, pero con distintas matizaciones. La experiencia nos demuestra que la Alta Costura tiene siete vidas como los gatos. Su presente está hecho de espectaculares colecciones con romanticismo a tope junto a ramalazos de un acercamiento a la vida “normal”. Su futuro se basa en conservar su imagen de lujo y ensoñación junto a su capacidad de sortear con éxito la realidad de cada momento.

Valli 2013

Martin Margiela

Dior 2010
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