MODA Y ESTILO DE VIDA
OPINIÓN, Marzo 2013
Coco Chanel

Estilo new look
En mis entrevistas a los diseñadores me ha llamado la atención últimamente que muchos se niegan a admitir que siguen las tendencias de la moda. Para ellos no existen. Prefieren explicar que su moda es algo personal, desvinculado de influencias ajenas. En cambio sí les gusta hablar de estilo o incluso de su “propio estilo”. Los términos “estilo” y “tendencia” son conceptos a veces difíciles de delimitar porque ambos están en la base de la creación de moda. ¿Cómo se compaginan hoy estilos y tendencias? ¿Son amigos o competidores?
El término estilo designó hasta los años 60 unos determinados momentos de la historia de la moda. Si nos centramos por ejemplo en el siglo de oro de la moda encontraremos diseñadores que han creado estilos tan marcados y exitosos que han trascendido a ellos mismos. Es el caso de Cocó Chanel, creadora de un estilo que revolucionó la estética femenina al hacerse solidaria con una mujer que escalaba nuevos puestos en la sociedad, o el caso de Christian Dior que ideó el “new look”, con sus faldas amplias y sus ramos de muguet para contraponerlo a los colores caqui y a la severidad de los uniformes militares del final de la segunda guerra mundial.A partir de los años 70 se empieza a hablar de tendencias como puntos de referencia. En principio, el concepto se crea como un marco general estético-simbólico en el que se desenvuelve el producto moda. Es una forma de ordenar las propuestas de una moda que acusa el importante fenómeno de la diversificación para poder ser difundidas en el mercado. Los estilos ya no se nutren de una propuesta única y monolítica sino que engloban una serie de tendencias inspiradas en países, pintores, folklore, etnias, etc, que se han ido acrecentando y multiplicando. Una diversificación galopante que ha influido en la postura de los diseñadores y ha lanzado a la palestra a los buscadores de tendencias o cool-hunters, que actualmente ven como su papel se oscurece con las aportaciones del street-style, una moda que se crea en la calle, con una espontaneidad que multiplica sus posibilidades.
Esta moda diversa, anárquica y cambiante que intenta transmitir cientos de mensajes en un tiempo record, resume algunos contrasentidos de la sociedad actual con su relativismo y su escasa valoración de la permanencia de criterios. Pero las personas que la asumen con capacidad crítica y con una postura inteligente, encuentran un camino fácil para buscar la propia identidad y para identificarse, a través de la vestimenta, con sus afinidades sociales o “estilo de vida”, una forma de demostrar la sintonía de la moda con el proceso de individualización y con la aspiración romántica de expresión personal. El filósofo Simmel ya advertía que las condiciones del anonimato en la que se desenvolvía la sociedad moderna promovían una forma certera de expresar la subjetividad humana.
Esta diversidad, que puede llegar a hacer tambalear el concepto de moda para convertirla en “modas”, reclama por parte de los diseñadores una toma de conciencia y una labor de síntesis para no verse avasallados por el desconcierto y la variedad reinante. Me decía en una entrevista el diseñador Roberto Torretta: “Cuando a mí me dicen que les ha gustado mi colección me parece estupendo, pero me desilusionan un poco cuando especifican que les ha gustado tal o cual falda o tal o cual abrigo porque esto quiere decir que no he sabido transmitir una idea general, un estilo, o que no lo han entendido estas personas”.
La labor de síntesis para definir un concepto de moda y un estilo debe abarcar también a las tendencias. A cualquier interpretación libre de la moda no se le puede llamar tendencia. A este desconcierto ha contribuido también la epidemia de bloggeros que pretenden crear moda al margen de la ley. De ahí la desvalorización de la palabra “tendencias” y la alergia de los diseñadores a admitir que pueden estar influenciados por ellas.
Creo que lo lógico es solo llamar tendencia a lo que trasciende de la imaginación de los creadores y dentro de la infinita variedad de la moda encuentra un consenso, una aceptación y un fundamento. De esta forma, a los que nos dedicamos a la información de moda nos sería más fácil contestar a una pregunta que casi nos parce terrorífica: “¿Qué se lleva?”. Porque se lleva casi todo…Y el público podría llegar a la conclusión de que, a pesar de los pesares y de la afortunada desaparición de las fashion victims, podemos seguir hablando de moda.

Street Style

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