DE LAS VAMPIRESAS A LOS VAMPIROS
OPINIÓN, Mayo 2013
Gilda

Marlene Dietrich
Hubo un tiempo – allá por el Paleolítico, les parecerá a algunos- en el que el cine estuvo poblado de las que fueron llamadas “mujeres fatales” y/o “vampiresas”. Un buen ejemplo es la explosiva pelirroja de origen español Rita Hayworth – née Rita Cansino- en su papel de “Gilda”, la devora-hombres que protagoniza una de las escenas imborrables de la historia del cine y hoy políticamente incorrectísima: el gran sopapo, la bofetada que le propina el que fuera su novio y se muere de ganas de volver a serlo que interpreta Glenn Ford…
Enfundada en ceñido raso, con guantes negros por encima de los codos, Gilda es la perdición de cuantos hombres se acercan a ella. Una “mujer fatal” ya digo. Otro excelente icono es la alemana Marlene Dietrich, la rubia oxigenada en cuyos ojos entornados se podía guarecer la peor de las intenciones: desde el espionaje a la traición… Marlene era una “vamp”, una “vampiresa” con todas las de la ley.Y, por favor, no confundir este patrón de mujeres fatales y de “vamps” con la figura de “ingenua explosiva” que encarnó Marilyn Monroe en la mayoría de sus películas… En la Monroe había siempre un poso de ternura que no compartían las malintencionadas “vamps”.
Todo esto, puede ser considerado el paleolítico… Especialmente por parte de los jóvenes…Y lo curioso y paradójico es que ellos, quizá sin saberlo, han copiado estos modelos tan lejanos en el tiempo, tan de cine en blanco y negro, tan de cinematografía casi muda… ¿Qué otra cosa más que “chicas y chicos fatales” son los componentes de esta tribu urbana que conocemos como “los góticos”?... ¿Qué otra cosa son más que una llamada a lo turbio y truculento del vampirismo, palabra que, naturalmente, procede de “vampiro”?
En los ropajes negros como la tinta china de esta tribu urbana, en sus aderezos de pinchos e imperdibles, en sus maquillajes que combinan la palidez con los tonos sombríos de la noche (¿de la noche de Valpurgis?), hay un no sé qué de aquelarre no premeditado, de malditismo ingenuo que da cierto miedo.
Una moda tenebrosa que, de la calle, pasa de nuevo a la literatura, al cine y hasta a la infancia. Los vampiros y hombres lobo “buenos”, románticos y enamoradizos, que se llevan a las doncellas de calle sin propinarles ni un mordisco (por respeto, ¿sabes?) pueblan la trilogía de novelas y películas que se conoce con el título de “Crepúsculo” y que ha sido – y es- un exitazo entre la chavalería que va de los doce o trece años hasta los veinte bien cumplidos.
Pero hay más: los canales de televisión para niños-niños están superpoblados de vampiros, fantasmas, zombies, momias y otras delicias para la vista y el espíritu en forma de “simpáticos” dibujos… Y la muñeca de moda, la más deseada y ambicionada, la de mayor éxito entre las crías, se llama “Monster High” y es una vampira minifaldera y supermaquillada, con sus colmillitos afilados y todo, que viene empaquetada en una caja con forma ¡¡¡de ataúd!!! Pueden verse en mochilas, bolsones y otro tipo de adminículos que las renacuajas llevan, tan contentas, al cole.
Yo creo que hay un algo – o un mucho- de malsano, de podrido, en la propuesta de estos modelos de moda y accesorios para jóvenes y niños. Porque nadie sale del todo indemne si le inducen a pasar una velada con el Conde Drácula…

Saga Crepúsculo

Una de las Monster High

Draculaura
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