LOS AÑOS DE MARGIELA EN HERMÈS, EN UNA EXPOSICIÓN

Los años en los que Martin Margiela diseñó para la casa Hermès protagonizan una original exposición en el MOMU, Museo de la Moda de Amberes. La muestra se refiere a la época del 1997 al 2003, con 12 colecciones, de las cuales más de 100 piezas contraponen dos formas de entender la moda utilizadas paralelamente por el excepcional diseñador belga. La exposición permanecerá abierta hasta el 27 de agosto.

Martin Margiela nació en Lovaina en 1937. Tras cursar estudios de moda en la Academia de Bellas Artes de Amberes, una de las más prestigiosas de Europa, y de iniciarse como un diseñador con una fuerte personalidad vanguardista, entró a formar parte del selecto grupo de los “6 de Amberes” pero más adelante entró a trabajar con Jean Paul Gaultier. Su contacto con este diseñador supuso para él un gran impacto estético y un profundo conocimiento de las facetas comerciales de la moda. En 1997 se convirtió en diseñador de Hermès, una decisión que causó una enorme sorpresa aunque siguió compaginando este trabajo con el diseño de su propia firma creada en los años 80. 

La comisaria de la exposición, Elisa De Wyngaest. opina que “Margiela es el gran renovador de la moda, tenía un acercamiento muy conceptual y vanguardista. Pero la mezcla de este ADN con el de Hermès fue perfecta. Margiela respetó completamente la marca francesa”. El resultado fueron unas colecciones de tonalidades muy clásicas -blanco, beige, gris- e intemporales, como un fondo de armario para mujeres de todas las edades. 

La muestra ha contado con las modelos que vistieron las prendas hace 20 años, que vuelven a lucirlas y demuestran cómo las colecciones del diseñador belga no han envejecido. Se puede comprobar en la exposición el talento de Margiela para alternar dos visiones tan distintas de la moda. 

Martin Margiela, retirado desde 2009, ha representado una personalidad muy original y discutida dentro del sector de la moda. Nunca ha concedido una entrevista y prácticamente no existen fotos personales suyas. Rechazaba los desfiles y las marcas. Nunca etiquetaba sus prendas. Hizo pintar de blanco las paredes de su “maison” y sus empleados vestían con bata blanca como simples trabajadores de un laboratorio. 

Sus particulares ideas propugnaban también el anonimato a las pasarelas. Las modelos llevaban la cara cubierta con una máscara, con un velo o con un maquillaje totalmente cubriente como puede comprobarse en la exposición. Toda la atención debía centrarse en los prendas. Era justo lo contrario de lo que había visto en sus años de trabajo junto a Jean Paul Gaultier. Margiela es considerado también como el precursor de la slow fashion y la moda sostenible.