DOLCE & GABBANA: VERANO EN BLANCO RADIANTE

El tándem de modistos italianos cumple 25 años de diseño juntos y ha querido celebrarlo con una propuesta muy artesana para la canícula del verano. Su colección veraniega está llena de detalles primorosos, de tiras bordadas, de crochet y de encaje, en unos tejidos ligeros de algodón –batista, muselina-; pero, sobre todo, por el color blanco, luminoso y radiante. Unas notas que brillan por su simplicidad, a pesar de ser una propuesta muy trabajada.

Aunque también mostraron modelos en negro y en bicolor, los diseños en blanco total fue el gran protagonista de la colección, con un toque de frescor que le otorgaba encanto naïf: el calado y el bordado, muy al gusto ibicenco, de aire mediterráneo, romántico y superveraniego. El blanco da un toque puro y limpio a los diseños, es el color idóneo para el verano sofocante, pues refracta la luz y descarga el calor.

En cuanto a las líneas, vestidos sueltos, de talles ligeramente altos, de líneas fluidas e inspiración lencera muy femenina. Juegos de corto-largo, corsés años 50 con chaquetas cortas o toreras, y suaves transparencias con superposiciones que dejan ver una camisola interior o una falda más corta. Los ruedos de los vestidos van muchos de ellos enriquecidos con aplicaciones de crochet, tiras bordadas y flecos.

Asimismo, la firma Dolce & Gabbana propone faldas tubo a la rodilla o hasta el tobillo con formas más sueltas. También vestiditos trapecio y otros de cóctel confeccionados a partir de tiras horizontales de raso y encaje, o con aplicaciones de bordados florales fils coupé en gris plata y pedrería verde oliva.

En definitiva, una colección muy romántica, muy ponible y adaptable, en la que no sólo el color blanco sino también los complementos jugaron un papel importante: bolsos de todos los tamaños, con toques de print animal, sandalias de tela bordada con aplicaciones florales y plataformas de corcho, y pendientes y collares grandes de abalorios.